Me llevaban. No se a donde. No podía ver nada. Sentía manos empujándome para que caminara más aprisa. Mis manos pesaban, me había esposado.
El grupo de personas que me llevaban por fin me soltó. Me quitaron la venda de la cara y me arrojaron al suelo.
Delante mía se encontraba... ¿yo? ¿eh? No puede ser. Miré a la chica que se encontraba delante mía. Era mi más viva imagen. Ordenó a mis apresores que me soltaran. Me froté las muñecas ahora rojas.
-Hola, me llamo Olivia- se presentó.
No, espera, Olivia soy yo. ¿Que se supone que pasa aquí? ¿Ahora hay otra yo?
-No, eso no puede ser. Olivia soy yo. ¿Quien se supone que eres tú?
-Olivia- repitió.
-Pero...
-No- me interrumpió- Yo soy Olivia Wine. Tu eres Amanda, Amanda Wine, mi hermana, la ladrona de mi cuerpo.
-¿Qué?- ¿que se supone que dice esta? Yo no tengo ninguna hermana, soy hija única y no he robado ningún cuerpo., !cómo si eso fuera posible¡
-Lo que has oído. Es imposible que lo recuerdes ya que eras un bebé, pero al poco de nacer enfermaste. Tu cuerpo estaba muy débil, al borde de la muerte. Y tu alma, como viajante de cuerpos que era, ocupó el mío, echándome y desterrándome a este lugar. Al morir, nuestro cuerpo y nuestra alma mueren a la vez, pero las almas como nosotras salimos de nuestro cuerpos antes de morir por lo que aunque nuestro cuerpo muera nuestra alma jamás morirá.
Intenté asimilar aquello, pero no podía.
-No, no, no -murmuré- no puede ser... ¿y ahora que pasará?
-Bueno, ahí está la buena noticia, me ayudarás a recuperar mi cuerpo antes de que muera o otra alma lo posea, así que hay que darse prisa.
-¿Y que pasará conmigo?-¿es que pensaba utilizarme para poder vivir y después abandonarme como si nada?
-¿Piensas que esto no es justo? Eres tu la que lleva dieciséis años en mi cuerpo, robándome mi vida, mientras yo lo observaba todo sin poder hacer nada.
Aquello me calló como un vaso de agua fría, ella tenía razón, le había robado la vida a mi propia hermana, era todo lo que aquel chico dijo, una asesina, un parásito...
-Te ayudaré.
-¿De verdad?- dijo aún sin creerme.
-Si, vamos hay que darse prisa, ¿como se sale de aquí?
Olivia me miraba con cara de emoción. De un momento a otro me acorraló en un abrazo mientras me susurraba gracias.
-No tienes que dármelas- dije apartándome para mirarla- aquí la mala he sido yo, es lo que te mereces, además eres mi hermana y quiero lo mejor para ti-dije volviéndola a abrazar.