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25 de abril de 2016

Carolina Kopelioff

Me pasé las manos por la cabeza frenéticamente, y luego tomé mi taza de café para ver si con eso podía despavilarme un rato. Estaba levantada desde pasada la madrugada, pues tenía trabajo temprano, y al ser mi ñrimer día casi no pude dormir de la ansiedad y emoción.

Claro que eso no fue muy agradable para mi novio, quien también tenía trabajo a la mañana y no podía dormir porque su pareja daba vueltas y vueltas en la cama. Obviamente, quitándole las colchas porque hacía demasiado frío pese a ser apenas otoño.

¡Pobre, Gastón! Después me encargaría de compensarlo, era un sol de persona. Toda la noche me había escuchado cuando le hablaba ansiosa por mi primer día, y me preparaba tazas de leche caliente para ver si así conseguía dormir algo. Intentos en vano, claro está, pero que apreciaba el esfuerzo.

Era mi primer día, no solo en el trabajo, sino también era mi primera vez ejerciendo lo que me tomó años de estrés universitario. Estaba demasiado nerviosa, sin embargo hice todo lo posible para concentrarme y trabajar de la mejor manera. No quería decepcionar.

—¿Día díficil?—levanté la cabeza al escuchar una voz, esperaba que fuese para mi, sino, ¡qué vergüenza!

Agradecí mentalmente que si lo fuera, pues frente a mi escritorio había un chico sonriendo. Carismático, me agrada.

—Para ser el primero, la verdad es que sí—contesté con una sonrisa, aprovechando para estirarme en mi asiento. Había pasado demasiado tiempo encorvada frente a la computadora.

—¡Uh, el primero! Te entiendo, pero de seguro lo estas haciendo bien—me sonrió, y me dio un poco de confianza.

La verdad es que apenas había salido de mi escritorio asignado, así que no pude conocer bien a mis demás compañeros más que algunos colegas a los que tenía que enviarles informes, y a quienes se encontraban en los escritorios de al lado del mío dentro del salón, pues no tenía una oficina. Apenas sabía quien era mi jefe y la jefa de recursos humanos. Me alegraba saber que al menos los empleados de aquí eran amables, siendo que compartiremos mucho tiempo juntos.

—Pues sí, pero al menos lo voy sobrellevando—le sonreí amablemente—por cierto, soy Carolina, la nueva de marketing-extendí mi mano para presentarme.

—Yo soy Lucas, soy el de la cocina—se presentó riendo.

Fruncí el ceño un poco impresionada. Sabía que había una cocina en el edificio, mas pensaba que solo tendría una heladera, una mesa, una máquina de hacer café y un microondas, ya saben, como todas las cocinas que se pueden hallar en un trabajo. No contaba con que tendrían un cocinero a servicio, empezaba a agradarme esa idea.

—Mejor conocido como el delivery— sentí una voz y giré la vista para darme cuenta que una mujer hablaba detrás de él, sonriendo, y causando una risa en mi acompañante. —Hasta que llegas, pocho.

—Lo siento, había mucho tráfico—se disculpó el chico sacando algo de su mochila, que apenas había visto que la llevaba, y entregándoselo.

—Vienes caminando, ¿Cuántos niños en patines había?—se burló dándole el dinero.

—No te imaginas cuantos—le siguió su broma riendo—bueno, me voy antes de que mis empleados me quemen el lugar.

—¡Vaya confianza!—comenté sonriendo.

—Los conozco lo suficiente—sonrió guardando el dinero en su bolsillo.—En fin, gracias Ana por tu compra, y buena suerte en tu primer, Caro, que te sea leve, y espero que me compres comida seguido.

All Of Me《Aguslina》|EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora