Estando en una ciudad muy propensa a las lluvias, ser una amante de estas era un privilegio. Mucha gente espera a que pase y se aclare el clima, que andar con la posibilidad de que caiga un aguacero como los que suelen darse ahí. Las mujeres frustradas por no poder lucir vestidos entallados con tacones, hombres fastidiados de que se les llene de agua los zapatos y sentir la parte baja de los pantalones mojados. Días normales en esa ciudad, y más en aquellos días. Ella andaba con botas altas para la lluvia, un saco con complejo de gabardina y sus audífonos. Eran alrededor de las 9:00 A.M. Y seguían los estragos de la lluvia del día anterior, que no seso hasta alrededor de las 3:27 AM.
El camino era largo. Se dirigía a la facultad de medicina, donde Anna se empeñaba en recibirse de medico neurocirujano. Se aprovechó de la buena voluntad de Mikaela para poder usarla como conejillo de indias en uno de sus trabajos que debía de entregar a sus maestros.
Mikaela estudiaba en la facultad de ciencias políticas de la ciudad, estaba a punto de recibirse de abogada. Su examen profesional estaba previsto para las próximas semanas. A pesar de ello, no contaba con los recursos para tener un auto para moverse más fácil por las calles. Pero no lo necesitaba, ella disfrutaba el andar por la calle saboreando el clima, la brisa, su soledad...
Iba por una andador a las espaldas de una iglesia, de la pared caían enredaderas como si en el otro lado estuviera el jardín del Edén. El viento soplaba con una brisa fría, olor a humedad. Lo único que le interesaba era el set list que se estaba reproduciendo y los pensamientos que nublaban su mente.
Empezó a sentir cierta presión en la cabeza, del lado derecho de esta. Al instante llevo su mano a esta zona y empezó a masajear, dolor de cabeza, otra vez. Pero esta vez era más fuerte, más parecido a una migraña. Ciertamente, en esos días empezó a sufrir dolores de cabeza que cada vez se volvían más constantes.
-¿Otra vez?- Seguía masajeándose sin dejar de caminar – Debe ser por el estrés del examen. Pfff, lo bueno que voy con Annie, espero y diagnostique porque se está volviendo esto tan frecuente...
El dolor la aquejo por los siguientes 20 minutos. Era un fuerte palpitar de su mente, sin llegar a ser imposible de soportar. Poco a poco se disipaba. Se quitó los audífonos y se detuvo tomar un respiro. Observaba un árbol cercano, del cual se oían pájaros cantar. Se acercó un poco más para verlos mejor, intentando no asustarlos.
Escuchaba varios tipos de sonidos emitidos por los pájaros, realmente ella no sabía cómo identificar la especie exacta a partir del sonido. Sin embargo ella conocía esos sonidos a excepción de uno de ellos, que al parecer, era de una especie no proveniente de ahí, o más bien, nunca tuvo la oportunidad de escucharla.
Empezó a buscar de dónde provenía el sonido, a este punto ya no se acordaba de su dolor de cabeza. Veía varios nidos, con diferentes especies en ellas. Seguía escuchando el cantar de las aves y aquel en particular que le llamaba la atención. De repente el viento soplo tan fuerte que las aves de aquel árbol empezaron a huir asustadas por el sacudir.
Parecía que todo quedo en parcial silencio si no fuese por que seguía escuchando ese cantar que le llamaba la atención. Al fin logro ubicar el ave, un ruiseñor que se encontraba encima del muro. Dejo de cantar y empezó a observarla, emprendió el vuelo. Revoloteo un momento en el aire y se posó en el respaldo de una banca cercana. Empezó a cantar una tonada diferente.
Parecía que se quería comunicar con ella. Se acercó poco a poco a él, este ni se inmutaba, el ave quería que hiciese eso. Extendió sus manos imitando que hacia un nido, este voló hacia ellas parándose en las palmas, la volteo a ver y se acurruco. Sentía el latir de su corazón.
-Disculpe señorita- Escucho una voz por detrás. Se asustó, cerrando fuertemente las manos al darse la vuelta. Era un señor entre lo cuarentas.
-¡Oh, disculpe por asustarla!, Mi nombre es Christopher, Christopher Becker. Trabajo en el museo de arte que está a unas cuadras de aquí. Pasaba por aquí y vi cómo se le caía esta cartera en el piso unas cuadras más atrás. Tuve que ver la identificación en ella para poder llamarla por su nombre- Soltó una risa nerviosa.
-¿Usted es Mikaela Miller?
-Sí, señor- Contesto con una sonrisa al ver tanta sinceridad de parte de aquel hombre
-¡Qué bien!, Estuve llamándola en voz alta, pero no me hacia ninguna caso. Así que opte por seguirla para entregársela. Espero que no le moleste.
-Disculpe señor, tenía los audífonos puestos y la mente en otro lado. La verdad no le estaba haciendo mucho caso a nada de lo que me rodea, incluso no sentí cuando se me cayó la cartera
-No se preocupe aquí tiene, tenga la seguridad que no le falta nada de sus cosas
-Gracias- abrió un poco las manos y recordó que tenía en ellas al ruiseñor, las volteo a ver rápidamente, le salía sangre de entre uno de los dedos.
-Espere- dijo nerviosa. Metió el ave muerta en una de las bolsas laterales de la mochila que llevaba consigo. Saco un pañuelo.
-¿Pasa algo señorita?- Se veía extrañado
-No, nada- Limpio sus manos, parecía que no se había percatado de la sangre en ellas. Tomo su cartera y la guardo en la otra bolsa lateral.
-Muchas gracias señor Becker.
-¡Oh no es nada!, ya a mi edad uno hace lo posible para ganarse el cielo- sonrió
Mikaela rio tímidamente.
-Disculpe señor, llevo un poco de prisa. Debo de llegar a la escuela médica a ver una amiga.
-No se apure señorita Miller, para cualquier cosa sabe que estoy en el museo de la ciudad, tal vez le dé un tour gratis por la exhibición de arte humanista.
-Muchas gracias señor, lo tendré en cuenta. Lo veo luego.
-Hasta entonces señorita.
Mikaela siguió su camino. Después de unas cuadras se volvió a poner los audífonos. No miro hacia atrás.
Christopher la veía partir, feliz por su obra, pero extrañado por la reacción de la chica. Noto algo raro en sus ojos, una expresión vana de miedo, que de a poco se hacía latente. No necesito mucho tiempo para notarlo, para los inviernos que había recorrido le era fácil notárselo. Como alguna vez lo hizo con su propia hija. Tal vez por eso se vio tan conmovido con ella. Al ver su foto en la identificación, le recordó a ella, de alguna forma. Esbozo una sonrisa cargada de recuerdos, dio media vuelta y continuo su camino.
Al terminar el andador giro en la esquina y se detuvo. Metió la mano en la bolsa saco su cartera y miro sus cosas. El sr. Becker se veía buena persona pero no estaba de más observar, no le falta nada. Guardo su cartera en la misma bolsa. Metió la mano en la otra, saco el pajarillo muerto y lo miro detenidamente. El plumaje de su pecho estaba casi todo coloreado de rojo sangre. Estaba buscando la herida pero no la hallaba. De la comisura de su ojo brotaba una lágrima, no era como para llorar desconsoladamente, pero se sentía culpable. Ella sabía que fue su culpa, que no ser por el susto, el ave seguiría viva, ¿Quién era ella para terminar la la vida de alguien?
Avanzo hasta una iglesia que le quedaba de camino, hizo un hueco en una de las macetas que se extendía alrededor de la construcción, coloco el ave dentro y tapo el agujero con la misma tierra. Cortó una de las muchas rosas que tenía un rosal y la coloco arriba del lugar donde la enterró.
-Esto fue un accidente, soy culpable de ello. ¿Sabes?, Algo bueno de esto. – Soltó una risa nerviosa e incrédula- Es que... Dentro de unos días serás vida de nuevo. Tal vez de ti, nazca un rosal más bello que del que corte esta rosa. "requiescat in pace" Dios te salve pajarillo.
Miro su reloj 9:47 A.M. Volteo al cielo, caían unas pocas gotas de lluvia. No tenía paraguas, no lo necesitaba. Pero si apresuro un poco el paso ya que sentía que iba un poco tarde para llegar con Annie, al fin y al cabo le faltaba unas cuadras.
Se colocó los audífonos nuevamente, sonaba Red Hot Chili Peppers. Empezó a avanzar con un poco de rapidez. Mientras lo hacía volteo a ver por ultima el rosal que se encontraba cerca del ave y se fue.
La rosa que se encontraba encima del ave empezó a desbordarse de agua de lluvia.
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Make It Rain: Protect Me From Myself
Mystery / ThrillerMikaela Miller,es una estudiante a nivel licenciatura en la universidad "M & F" de alguna ciudad de Europa. Un día le llega a su casa un extraño regalo: Un rosal en una jaula de aves. Parece que es el mismo rosal donde un día antes enterró un...