Sensuales lamentos 2

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Cap.2 El DesastreEl desastre
—Te quiero— Dijo Bella mientras cambiaba de posición en su pequeña cama.
—Duerme amor— Le dije besando su frente, tan sedosa, tan cálida y delicada. Mañana sería el gran día.
Volví para verla por última vez y dando un suspiro salte por su ventana. No lograba acostumbrarme a estar lejos de ella. Corrí por el espeso y oscuro bosque. Que después de todo, no era tan oscuro para mi y como de costumbre no tarde en llegar a casa.
Pude escuchar las voces familiares de mis hermanos que habían vuelto de su viaje.
—Nada mejor que un gran león para levantar el espíritu, de verdad Jasper, deberías probarlo—.
—Claro Emmett, lo que tu digas—. Le contestaba Jasper riendo alegremente.
—Heeey, bienvenidos hermanos—. Les dije caminando hacia ellos con los brazos abiertos.
Las imágenes pasaban en su mente como en un álbum fotográfico.
—Veo que lo han pasado genial estos últimos meses—
—Si es verdad, pero nada se compara con la familia—. Me contestó Emmett.
—Es bueno estar de vuelta—. Decía Rosalie mientras me abrazaba. —Lo siento Edward he sido una tonta, de verdad los he extrañado—
—Es bueno tenerlos de vuelta—. Le dije cariñosamente.
—Te prometo que tratare...—
Sabía que eso ya era mucho para ella, sabía que era sincera y lo mucho que le costaba decir aquellas palabras.
—Y.... ¿todo listo para mañana? — Preguntó Emmett.
—Casi, solo faltan algunos detalles— Decía Alice en medio de una gran sonrisa. Estaba haciendo todo lo posible por controlarse con respecto a este tema.
—Esperemos que quiera asistir la festejada—. Les dije haciendo una mueca.

—No te preocupes, si es necesario la traeré amarrada—
—Aquello no me haría mucha gracia—. Le dije secamente.
Pero Alice sacó su pequeña lengua y se fue tras Esme.
Después todos volvimos a nuestras actividades. Yo debía preparar mi presente para Bella. Me había obligado a prometer que no le compraría nada. Pues bien, no le compraría nada.
—o—
Podía escuchar perfectamente el sonido de su viejo monovolumen. Seguramente estaba a menos de dos cuadras del Instituto. Alice se encontraba junto a mi, había insistido en saludar a Bella a primera hora del día.
Lentamente ingresó al aparcamiento. Contuve mis ganas de ir por ella al coche, seguramente no se encontraría de muy buen humor y el portazo que dio a su auto me lo confirmó.
Claro que no pude controlar a Alice, dando un salto se adelantó para recibirla.
— ¡Feliz cumpleaños, Bella!— Le dijo alegremente.
Como lo había previsto ella no se encontraba de buen humor, pero Alice seguía precionándola. Ya la podía ver explotando en cualquier momento. Le preguntaba por los regalos, que le habían parecido y todo eso.
Estiré mi mano para recibir la suya. Sus latidos nuevamente se aceleraban mientras levantaba su cabeza para encontrarse con mis ojos. Con mi pulgar sostuve su barbilla, acariciando con el índice sus rosados y suaves labios.
—Así que, tal y como me impusiste en su momento, no me permites que te felicite por tu cumpleaños, ¿correcto? — Realmente no era una pregunta, ya sabía su respuesta.
—Sí, correcto — Agregó un tanto molesta.
—Sólo me estaba asegurando — Dije con resignación mirando el cielo. —Podrías haber cambiado de idea. La mayoría de la gente disfruta con cosas como los cumpleaños y los regalos—.
Alice fue la única que encontró divertidas mis palabras. Creía que Bella verdaderamente disfrutaría este día con todas las sorpresas que le tenía preparadas. Al fin de cuentas ¿Qué podría ocurrir de malo?
Pero la preocupación de Bella no era ser mayor, lo que temía era ser mayor que yo. Aunque eso fuera imposible, ya que sus 18 años no eran nada en comparación con mis casi noventa años de existencia.
— ¿A qué hora vendrás a casa? — Le preguntó Alice de pronto. "Maldición Alice", pensé. Quería tratar de convencerla antes, no llegar y soltar la bomba a primera hora, pero con Alice todo era de esa manera. Siempre a su modo y a su tiempo.
—No sabía que tuviera que ir allí—
Sería un verdadera lastima que se encaprichara y no quisiera asistir a su propia fiesta de cumpleaños.
— ¡Oh, por favor, Bella, no te pongas difícil! No nos irás a arruinar toda la diversión poniendo esa cara, ¿verdad? — Le reprochaba mi hermana.
—Creía que mi cumpleaños era para tener lo que "Yooo deseara"—. Dijo poniendo cara de pocos amigos.
Ignoré sus comentarios y le aseguré a Alice que la llevaría después de clases. Claro que Bella no dejaría la batalla tan pronto y argumentó que debía trabajar esa tarde. No sabía que Alice ya había hablado con la señora Newton y esta le había dado la tarde libre.
—Pero.., pero es que no puedo dejarlo —. Tartamudeo graciosamente. Parecía un gatito acorralado. —Lo cierto es que, bueno, todavía no he visto Romeo y Julieta para la clase de Literatura—
Alice ya comenzaba a impacientarse con la actitud de Bella. Le recordó que ya se sabía la obra de memoria, pero Bella no se daba por vencida ¿Verdaderamente creía que ganaría sobre este tema? Dijo que debía ver la película, cuando ya todos sabíamos que también la había visto... ¿Unas diez veces? No esta seguro de cuantas veces la había visto en realidad, pero sabía que eran bastantes.
—Pero si ya has visto la película — Le dijo ahora molesta Alice.
—No en la versión de los sesenta. El señor Berty aseguró que era la mejor—.
—Mira, puedes ponértelo difícil o fácil, tú verás, pero de un modo u otro... —
Wowwww, eso era completamente innecesario de parte de mi hermanita pequeña. Amablemente le pedí que se tranquilizara y que si ella quería ver la película, la vería ya que era su cumpleaños...
—Así es — Dijo Bella moviendo su dedo índice rápidamente a Alice.
—... y la llevaré después de las siete, así tendrás mas tiempo para preparar lo que falta—
Alice rompió a reír muy animada y alegre por mi intervención.
Se despidio, no sin antes prometerle a Bella lo bien que lo pasaría. Le pellizcó tiernamente la mejilla y salió corriendo lo mas humanamente que le fue posible.
—Edward, por favor... — Comenzó a decir Bella.
Puse mis dedos sobre sus exquisitos labios. No estaba dispuesto a comenzar de nuevo.
—Shhhhh, ya lo discutiremos luego Bella. Vamos a llegar tarde a clase—

Noche eterna (Luna nueva por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora