Proyecto

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1 semana

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1 semana.

1 semana ha pasado desde que entre a clases de nuevo.

Ya es lunes de nuevo y ahora mismo me estoy dirigiendo hacia esa carcel que se hace llamar "escuela". Lo único bueno de esto es que ya tengo mi propio coche y no tengo que venir aguantando las historias que mi madre me cuenta, pero sobre todo no tengo que aguantar a ese mini monstruo que se hace llamar "hermana". Y en menos de 5 minutos ya estoy estacionando mi coche en el estacionamiento de la escuela y justo igual de rápido ya me encontraba en mi locker, sacando el libro y la libreta de mi querida clase de Química.

Me encontraba cerrando mi locker cuando la voz chillante de Paulette causo que me golpeara contra el locker gracias al susto que me había pegado.

-Perra loca, solo a ti se te ocurre gritar a si- dije mientras me sobaba mi cabeza.

-A mi que me dices, no es mi culpa que te hayas pegado contra el locker genio.

-Sabes que mejor dime una buena excusa de tu grito antes de que te deje sin bubis.- Los golpes en las bubis son la debilidad de Paulette.

-Si supieras-murmuró. Fingiré que no escuche eso

-Ahora dime porque pegas esos gritos

-Solo quería asustarte, así de simple- maldita hija de perra.

-Yo que tu protejo mis bubis, porque créeme no volverás a tenerlas en tu vida- y justo cuando la iba a dejar sin bubis alguien me sujeto de los brazos y me impidió hacer lo que quería hacer con las bubis de Paulette.

-Ehh tranquila fiera- y ese alguien tenía nombre y apellido Ethan Miller.

-Suéltame que la mató- dije tratando de zafarme de su agarre, y justo cuando estaba a punto de zafarme de su agarre Regina apareció enfrente de mi.

-Ethan me harías el favor de llevártela antes de que cometa algo de lo que después se va a arrepentir.

-Ethin mi hiris il fivir di llivirtili intis di qui cimiti ilgi di li qui dispis si vi i irripintir- dije "imitando" lo que dijo Regina.

-Claro no te preocupes, yo me la llevo-dijo mientras me agarraba de la muñeca y me arrastraba por toda la escuela.

-¡Eyy! Sueltame yo puedo caminar sola sabes.

-No me importa.

-¡Que me sueltes!- dije mientras trataba de zafar mi muñeca de su agarre.

-No te voy a soltar y no intentes zafarte que no lo lograras- dijo intensificando su agarre.

-¡¡Sueltameee!!- dije mientras movía mi muñeca de un lado para otro tratando de zafarme de su agarre.

-¡Que pares!- gritó mientras apretaba todavía mas su agarre.

-¡¡Que me sueltes me esta doliendo!!

-Lo siento- dijo mientras soltaba mi muñeca.

-No te preocupes se que no lo hacías adrede, pero necesitaba mi muñeca.

Polos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora