S a n g w o o
– ¡Alto ahí! ¡Detenga el auto ahora!- oí decir a uno de los oficiales de policía a través de un megáfono.
"Patético" pensé.
Mientras la velocidad más aumentaba, más rápido mi corazón latía. Sin importarme si dejaba atrás al auto que llevaba 30 minutos en perseguirme con esas estresantes luces rojas y azules y la irritable alarma que emitía.
Miré por el espejo retrovisor, jalé la palanca poniendo la velocidad a tope, para después pisar el acelerador por completo y finalmente dirigirme fuera de la ciudad. Volví a mirar por el retrovisor y noté que por fin los había perdido.
- ¡Pero que magnífico día!- dije para mí mismo, sonreí
Detuve el coche cerca de una casa malditamente grande con un ridículo jardín, tal vez me sirva para quedarme por esta noche ya que en realidad no sé a dónde mierda ir. Por lo tanto, guardé el coche dentro del bosque denso que noté al llegar, en el cual rodeaba a una casa; fui a la puerta de esta y comencé a forcejearla para que se pueda abrir, obviamente lo logré y entré. Caminé lentamente, manteniendo el silencio, fui a una de las habitaciones y como no tenía cerrojo ingresé a esta. Era como cualquier habitación, solo que la supuesta persona que debía de estar en la cama no lo estaba; en su lugar, habían almohadas que simulaban la figura de una persona. Salí de ahí sin nada que me importase y seguí buscando otro cuarto.
Subí las escaleras y observé toda la segunda planta, pues solo era un pasillo hasta el final con puertas a cada lado. Giré la manija de una de estas y no se pudo abrir, así que volví a forcejearlo para abrirlo y como era de esperarse: si pude.
Al parecer, esta familia era muy idiota ya que todas las habitaciones, incluyendo la entrada principal de la casa, tienen el mismo tipo de cerraduras.
Sonreí para mis adentros.
Entré al cuarto, esta vez los muebles eran más grandes y la cama era para dos; me quedé observando a las dos mujeres que yacían dormidas en esa cama y se me ocurrió algo para deshacerme de ellas.
No era el mejor plan pero, estaba cansado de este asqueroso día, así que decidí bajar a la sala y de ahí me llevé dos almohadillas que estaban tranquilamente recostadas en el sillón rojo. Luego de subir las escaleras, para volver a la habitación, saqué una de mis pistolas que había guardado en mi bolsillo trasero; coloqué la almohada delicadamente en la cabeza de una de las chicas, luego, apunté con mi arma en la almohada hundiendo la pistola en esta para finalmente... Disparar.
Sonó como un grito ahogado, pero no fue tan fuerte como para despertar a la otra tipa que estaba a su lado. Como ya no había necesidad de ser tan silencioso, solo opté por presionar la almohada contra su cara, obviamente ella reaccionó al instante sacudiéndose, primero débilmente, luego fue de manera brusca y empezó a mover la cabeza para quitarse la almohada de encima. No lo pudo lograr ya que después saqué un cuchillo que tenía guardado en el bolsillo trasero de mi pantalón, para luego enterrarlo repetidas veces en todo su vientre plano. Podía sentir como gritaba ahogadamente, como si fueran ondas que pasaban a través de la almohada para llegar a la palma de mi mano. Y sin poder evitarlo me comencé a reír, me hacía bastante gracia el escuchar como se atragantaba con su propia sangre. Aunque en realidad hubiera hecho más si no estuviera tan cansado...
Me fui a la habitación de la primera plana para recostarme, antes de eso quité las almohadas y las tiré en una esquina. Puse mi arma sobre la mesita de noche que había a mi lado y me dispuse finalmente a dormir.
(...)
- Oigan, ¡Pues ya he llegado!
Tras oír eso, abrí los ojos de inmediato. Miré mi arma y acto seguido la tomé.
¿Quién carajos ha llegado?
Rápidamente me escabullí hacia el armario, en eso, una niña de unos 15 años entró a la habitación trayendo consigo una mochila y unos lentes negros sobre su cabeza. Dejó la mochila en el suelo y se dirigió hacia la segunda plana.
Salí de mi "escondite" y me fui a La Cocina. Busqué desesperadamente Whisky en toda su despensa, pero parece que no había nada de alcohol en ese lugar. Me fui a una especie de guardarropa que tenían en la entrada (la había notado por qué el lugar ya estaba iluminado) creí que ahí encontraría alcohol, pero solo tenía paraguas o sombreros.
- Mierda - susurré.
Debía ser rápido, ya que la niña esa no dudaría en gritar ni un segundo. Miré por todo el lugar con las manos en la cabeza, hasta que de pronto un reflejo hizo que mirara a otro lado muy irritado... Un momento, ese reflejo era de una botella.
Rápidamente y sin control corrí hacia la habitación de la niña para encontrar su mochila. La agarré y casi rompiéndola saqué de ella dos botellas... y si, eran de Whisky. A parte también un encendedor y unos cuantos cigarrillos, estos últimos me los guardé.
- Está maldita casa arderá como un puto infierno - me reí.
Fui al armario de la niña, saqué uno de sus tops y lo rompí en trozos de tela. Sumergí un trozo en cada botella empapando la punta de ésta en el licor, después, cogí el encendedor para luego correr hasta donde se hallaba la habitación en la segunda plana. Pues se me hacía muy raro que la niña aún no gritara o hiciera algún escándalo.
Llegando ahí, me encontré con la pequeña zorra parada frente a los cuerpos que yacían en la cama, mirándolos con los ojos muy abiertos y temblando ligeramente.
- ¡Espero que disfrutes el Show!- anuncié entusiasta.
Con el encendedor, apunté a la tela de una de las botellas para luego arrogársela a la zorrita. Pero sin antes disfrutar del momento, y que mejor cosa que reírse con ganas en esos instantes. Ya sabes, como cuando te cuentan un chiste muy gracioso o viste algo que te dio tanta risa que no paras de reír hasta que te duela el estómago.
- ¡Muere hija de puta!- grité burlonamente sin borrar aún mi sonrisa. Sus ojos expresaban miedo pero este estaba enjaulado por las redes de un trauma.
Aventé la botella entre ella y la cama con sangre seca, de inmediato esta prendió fuego todo el lugar, incluyendo a la niña, que seguía con esa mirada perdida. Al instante, ella comenzó a gritar y a retorcerse por el piso, así que retrocedí.
Sin más que decir, di media vuelta y salí de la habitación para dirigirme a la puerta principal. Antes de salir por esta, aventé la otra botella que me quedaba, hacia el piso de la sala; todo se prendió en llamas, así que salí de ahí antes de que yo también me quemara vivo en ese lugar.
Crucé la pista para dirigirme al otro lado del bosque, que ahora se veía menos siniestro que en la noche de ayer. Encontré mi auto, saqué mis llaves, le quité el sistema de seguridad e ingrese adentro. Me fui de ahí para retomar mi camino, poniendo el auto correctamente sobre la pista, PERO, antes de retirarme dirigí esta vez mi mirada hacia la casa de la miserable zorrita. Esta se encontraba en llamas, tan luminosa como un pino en Navidad.
De nuevo me reí con ganas y arranqué mi auto hacia mi destino ya planeado... La ciudad en donde se encontraba la famosa familia de los "Yoon".
S e u n g B a e
– Y yo estaba en plan: "Ayúdame Santa Virgen de la papaya"
– No exageres Suuyi, eso no fue lo que pasó- respondió Yoon Bum tímidamente a la tipa que siempre habla innecesariamente.
Hace media hora que la Señora Yoon se había ido, ella se fue de viaje a Londres para ver unos negocios y no sé qué cosas más, la verdad no la oí por estar viendo a través de la ventana a Bum leyendo un libro en uno de los árboles.
– ¿Y tú que dices SeungBae?– interrumpió mis pensamientos Suuyi
– ¿Eh? ¿De qué hablas?
– Pues cuál fue tu momento más incómodo– Maldición.
– En realidad, no quiero hablar de eso- respondí dirigiendo mi mirada a otro lado.
– Oh vamos, ¡Cuéntanos!– Insistió Suuyi sonriendo aún más.
– No, en serio, yo... no quiero volver a recordarlo.
– ¿Porqué no SeungBae? ¿Ocurrió algo malo?– preguntó Bum con una mirada de extrañeza inocente.
– No es eso, solo que... es muy incómodo y complicado.
– ¿Acaso te violaron o algo así?– ¿Pero qué?... Definitivamente esta tipa dice lo que piensa sin miedo.
– ¿Qué rayos? ¡Claro que no!... Verán, ocurrió en el trabajo.– De inmediato, ambos se interesaron mucho en lo que iba a decir, que sus miradas se acercaron más a mí –Una tarde, después de terminar mi turno, fui a La Oficina de mi jefe. Cuando de pronto... ¡Lo encontré masturbándose!– Finalicé con una mueca de asco.
En ese momento ambos se comenzaron a reír, lo cual hizo que me contagiara, acompañándolos.
– La cara de indignado que pusiste al final... Fue épica– Comentó Suuyi aún riéndose.
Al cabo de unos segundos Bum se calmó, pero Suuyi siguió y siguió, hasta que decidí agarrar a Bum de la mano y llevarlo a otro lugar, dejando a Suuyi sola riéndose. Avanzamos mientras seguíamos oyéndola detrás de nosotros, aunque poco a poco el sonido de su risa desaparecía, pues nos estábamos alejando de la sala.
– ¿Sucede algo SeungBae? preguntó Bum mirándome con esos preciosos ojos que reflejaban ligeramente preocupación.
En realidad, no sucedía nada. Era más que obvio el hecho de que quería escapar de esa maniática.
Me le quedé viendo y en un segundos ambos nos acercamos rápidamente, rozando nuestros labios de una manera feroz; Bum puso sus manos sobre mi rostro y yo lo sostuve de la cintura para apegarlo más a mí.
No podía más, lo necesitaba... ¡Diablos! ¡Lo quiero ahora!
Él abrió ligeramente la boca, dejando que mi lengua entre. Que agradable sensación, al hacerlo suavemente mientras sentía como poco a poco Bum se estremecía, haciendo que después le tiemblen ligeramente las piernas.
Todo bien, hasta que un sonido me desconcertó y me obligó a separarme velozmente de Bum, él se quedó completamente ruborizado, mirando hacia otro lado.
-¿Qué están haciendo?- oí decir a...
- ...Suuyi- dije en voz alta.
Mierda, estoy jodido.
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¿La astucia o la psicopatía? - [KIlling Stalking]
Fanfiction¿Alguna vez te preguntaste qué pasaría si hubiera un triángulo amoroso competitivo entre Sangwoo, Yoon Bum y SeungBae? Pues si es así llegaste al lugar indicado: Yoon Bum es un joven perteneciente a una familia muy adinerada, famosa y prestigiosa, e...