Capítulo 49

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'' Por los imbéciles y las idiotas que se enamoran de ellos ''

 

El avión aterrizó y salí al aeropuerto. Envolví mis brazos alrededor de mí y esperé por mis bolsos mientras miraba la nada. Reuní mis cosas y salí a la acera. No tenía ningún lugar para ir. Mi tía no me estaba esperando en casa por días. Tomé mi teléfono y miré la pantalla. No tenía llamadas perdidas, ningún mensaje. Suspiré mientras pasaba por la pequeña lista de números en mi teléfono.

«¿Puedes hacerme un favor?»

Apreté enviar y esperé una respuesta. Unos pocos minutos después mi teléfono sonó y sonreí nerviosamente mientras contestaba.

—Hola, Jeff. —Todos los demás que conocía estaban de vacaciones celebrando la graduación. Jeff había mencionado que tendría que quedarse detrás. Hablamos por unos pocos minutos.

—Gracias, realmente lo aprecio. —Me senté en la curva y esperé a que Jeff llegara. Deslicé un plano contenedor naranja de mi cartera y empujé una pequeña pastilla del aluminio y la metí en mi boca. Me di cuenta de que estaba en la semana de la pastilla de azúcar de mi anticonceptivo, pero la tomé de todas formas para mantener la rutina. Mi estómago estaba retorciéndose con dolor. Cerré el paquete mientras pensaba en Justin. Si hubiera sabido que estaba tomando la píldora no habría enloquecido de la manera en que lo hizo, pero de una forma estuve agradecida de que pasara. Se había vuelto frío y cruel sin dudarlo. No podía estar con alguien así. El auto de Jeff se acercó al borde y sonrió de oreja a oreja cuando me vio. Le sonreí de vuelta, intentando lucir feliz. Saltó de su asiento y tomó mis bolsos, cargándolos en su maletero.

—Eso es todo.

—Gracias, Jeff. Realmente me ayudaste aquí. —Sonreí. Él me dio un gran abrazo. Casi me alejé de él pero era agradable tener a alguien que se preocupara por mí. Encendí la radio tan pronto entramos al auto para evitar la incómoda conversación de por qué mis ojos estaban hinchados y rojos y necesitaba un lugar para quedarme.

—Esto es —dijo, abriendo la puerta de su departamento. Era pequeño y oscuro pero lo mantenía limpio.

—Es agradable. —Sonreí. Él rasco su nuca.

—Mi compañero de habitación salió de vacaciones, así que si quieres puedes tomar su habitación, a él no le importará. —Asentí mientras miraba por el pasillo.

—Gracias, Jeff. —Llevé mi bolso a la habitación y lo puse en la cama antes de volver a la sala de estar.

—Así que… —Metió sus manos en sus bolsillos y me miró.

—Te lo explicaré con una cerveza, ¿bien? —Levanté mi mano, sin querer dejar que mis pensamientos se quedaran en Justin.

—De acuerdo. —Jeff me mostró una sonrisa y tomó dos cervezas de su refrigerador, asegurándose de abrir mi botella antes de pasármela. Mordí mi labio mientras metía mis piernas debajo de mí en el sofá. Tomé un largo trago mientras Jeff me miraba fijamente.

—¿Y? —dijo él, intentando hacerme hablar. Expliqué mi situación, dejando afuera ciertos detalles como nombres y hábitos sexuales.

—Guau. —Sus ojos miraron el suelo.

—Sí. —Suspiré, con miedo de mirarlo a los ojos. Él se levantó del sofá e hizo su camino a través de la habitación. Volvió unos pocos segundos después con una botella y dos vasos pequeños.

—Vamos a necesitar algo mucho más fuerte. —Sonrió y yo inmediatamente me relajé. Lo había juzgado un poco demasiado duro cuando lo conocí. Estaba saliéndose de su camino para ayudarme a sentirme mejor.

—Gracias —dije, mis ojos cerrándose mientras jadeaba. El alcohol quemó mi garganta y por un minuto creí que estaba en llamas. Jeff rió y bebió el suyo—. Y, ¿qué tal tú? —pregunté, viéndolo servir otra ronda.

—Realmente me gustó una chica una vez, pero ella estaba ocupada llevando un romance secreto con algún imbécil que rompió su corazón. —Sus ojos fueron hacia los míos. Sonreí nerviosamente y tomé el vaso de su mano.

—Por los imbéciles y las idiotas que se enamoran de ellos. —Chocó su vaso contra el mío y los bebimos. Mi teléfono sonó y me congelé en mi lugar, mis ojos se ensancharon mientras se quedaban en los de Jeff. Él sacudió su cabeza y tomó el teléfono de mi mano.

—Ella no quiere hablar contigo. Perdiste tu oportunidad. —Colgó el teléfono y me lo pasó. Mi mandíbula cayó abierta y pestañeé varias veces intentando borrar lo que había pasado. Mi teléfono sonó de nuevo y rápidamente apreté el botón en el lado para silenciarlo. 

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Señor Bieber [Justin Bieber y tu] HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora