- No deberías estar aquí- dijo Vir poniendo de cero la canción y colocándose de nuevo frente al espejo.
- Llevas sin contestarme al teléfono dos días seguidos- contestó Jim entrando y sentándose en el suelo sin dejar de mirarla.
- ¿ No entiendes las indirectas?- contestó ella sin dejar de bailar, Jim la devoraba con la mirada.
- No quiero entenderlas que es distinto- dijo poniéndose de pie y acercándose a los altavoces- no te sale ese paso- se limitó a decir, lo puso de nuevo y lo hizo él.
- ¿ Alguien te ha pedido ayuda?- dijo ella sentándose agotada a descansar.
- ¿ Hace falta que la pidas para saber que la necesitas?- dijo él tendiendo su mano para levantarla.
- ¿ Cómo sabías que estaba aquí?- dijo dándole la mano, él volvió a poner la canción.
- No lo sabía, venía a ensayar y me he llevado esta bonita sorpresa, recuerda que el conservatorio no es tuyo- dijo cogiéndola de la cintura, ella se tensó, se le aceleraba el pulso por segundos- tienes que dejarte llevar por la música- se pegó totalmente a ella, Vir sentía su respiración en la mejilla, levantó el brazo derecho para seguir la coreografía, Jim la siguió- Ahora relájate, no muerdo- seguía notando el brazo de Jim rodeando su cintura, su pecho totalmente pegado en su espalda, y sus dedos se entrelazaban con los de su mano.
- Para- dijo Vir cerrando los ojos, cogió el mando y paró la música.
- ¿ Qué pasa?- dijo Jim haciéndose el extrañado.
- Tú venías a ensayar y yo ya me iba- dijo cogiendo sus cosas.
- ¿ Puedo saber por qué me evitas?- dijo Jim cogiéndola y llevándola hacia él, se quedaron a apenas unos centímetros de distancia, Vir desvió su mirada hacia un lado.
- Quiero a Boyce- se limitó a decir.
- ¿ Entonces por qué no me miras a los ojos? ¿ Qué temes que pase?- dijo poniendo su dedo índice en la barbilla para atraer su mirada- No fui el único en sentir aquello el otro día en clase y lo sé.
- Estás paranóico- dijo negando con su cabeza- solo fue un beso en un ejercicio de clase, no había sentimientos- intentó mentir.
- ¿ Si no había sentimientos por qué no dejas de morderte el labio nerviosa?- dijo Jim mirando sus labios.
- Deja de hacer preguntas intentando pillarme, ya te he dicho que quiero a Boyce- dijo soltándose y volviéndose hacia la puerta, pero algo en ella decía que se quedara.
- Tu móvil- dijo señalando el teléfono que había sobre la mesa, junto al altavoz.
- Ya lo sabía- dijo ella girándose, la dignidad era lo último a lo que iba a renunciar, levantó la cabeza, lo cogió, y cuando volvió a pasar por enfrente de él forzó una sonrisa.
- Me hacéis tanta gracia las de vuestra calaña- dijo intentando reprimir una carcajada- siempre tan estiradas, tan políticamente correctas, sin poder saltarse una sola de las normas- cada vez que decía algo a Vir la sangre le hervía, ella no era así, ella era diferente y le estaba costando sangre, sudor y lágrimas llevar aquella vida con la que sus padres estaban tan en contra, soltó su bolsa de ensayo y se giró de golpe poniendo su dedo índice en el pecho de Jim.
- No me conoces, no puedes acusarme de algo sin apenas conocerme- dijo entre dientes, Jim no podía dejar de mirarle los labios.
- Déjame conocerte- dijo cogiendo su barbilla con su pulgar e índice y dándole un dulce beso sobre los labios.
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Y de repente Él
RomanceUna ciudad disputada por dos familias y sus alianzas. Kida descendiente de los Sander tiene todo en la vida, dinero, estudios y el novio perfecto, pero ¿ Qué pasaría si de repente apareciera alguien que le rompiera todos los esquemas? Por otro lado...