Final

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Capitulo cuatro.

Comienzo a asustarme y tomo a Valentina de la mano, ella me mira confusa y entonces nota lo mismo que yo. El fuego comienza a entrar y la siento temblar a mi lado, la abrazo y ella comienza a llorar.

- Tranquila, sshh, tranquila. - le repito una y otra vez.

¿Qué demonios hago? Esto es demasiado fuerte, ¿Cómo nos viene a pasar esto? Intento mantener la calma, pues esta claro que Valentina ya la perdió hace rato. Le acaricio el pelo sabiendo que eso la relaja pero aun así ella sigue temblado y sollozando en mi pecho.

- Jase, joder, no me quiero morir- me grita

No respondo. ¿Qué le digo? Comienzo a ponerme más nervioso al paso que veo que el fuego entra cada vez más dentro. Y de repente hay una fuerte llamada que nos asusta a ambos y hace que Valentina grite. Yo me acerco a la puerta e intento abrir, pero esta que arde y el fuego hace que me eche atrás, este comienza a rodearnos, siento que cada vez hay menos tiempo. Miro a Valentina. Mi Vale*. Ella no para de toser y de gritar por ayuda. Y me niego a dejar que le pase nada. No a ella.

Cojo un pedazo de la manta que llevamos y la rompo, cojo la botella de agua y como solo queda un poco, mojo un trozo y se lo en vuelvo por la nariz y boca, ella me mira con miedo y le limpio las lagrimas. Me pongo el otro pedazo de trapo y sigo buscando la manera de salir de allí, pero cada vez me siento más débil y las ganas de toser ya no se controlan. Estamos perdidos. Miro a mi niña y me acerco a ella, que esta tirada en el suelo echa un ovillo y tosiendo cada vez peor. La cojo y me la pongo en las piernas. La voy meciendo en estas mientras le tarareo una canción, no se si es algo *beep*, pero es lo único que se me ocurre.

- No quiero morir, Jase, no quiero- me dice débil

- No hables. Shh, tranquila. Todo estará bien

- Oh, Jase. - comienza a llorar más fuerte- tengo que decirte una cosa

- Vale*...

- Escúchame. Tiene que saberlo. Yo... joder- comienza a toser desesperadamente y yo me asusto más todavía- yo

- Ssh, calla

- ¡No!. Te lo diré de una vez, ¿para que ocultarlo? Si voy a morir

- No, cállate, no vas a morir. No lo haremos. Seguro ya vienen de camino, habrán visto el fuego

- Como quiera, tienes que saberlo.

- Valentina...

- Te amo. He sido tan tonta que me he lo que callado durante todo este tiempo. A veces sentía que me ahoga y me mata verte con otras, pero me encanta ver como me celabas y me cuidas. Tengo tanto tiempo enamorada de ti.

¿Qué? Es cierto lo que acabo de escuchar. ¿Justo tiene que ser en este momento? La miro a los ojos y toso fuertemente y ella por igual. Escucho una voz fuera gritando si hay alguien, cosa que interrumpe la que iba a hacer mi declaración. Me levanto rápido y grito con todas mis fuerzas, las pocas que me quedan, que si.

- Tranquilos, ya llegan los bomberos- me parece escuchar que gritan.

Yo me relajo un poco, pero sé que hay poco tiempo, cada vez me siento peor y sé que mi niña también. Me doy la vuelta y la encuentro tirada en el suelo tosiendo, me mira y es entonces cuando siento algo crujir encima de su cabeza. No. Maldita sea no. Me acerco corriendo y la cubro con mi cuerpo. Siento un gran ardor sobre mi espalda. La viga llena de fuego ha caído sobre mi. Grito fuerte. Y entonces todo se vuelve negro. Lo último que veo es la cara asustada de Valentina.

Cuando despierto, estoy en un lugar completamente diferente al último. Abro los ojos lentamente y siento la luz blanca que me ciega, los cierro y vuelvo a abrirlos acostumbrándome a la luz. Miro a mi alrededor y no me es difícil suponer que estoy en un hospital. Todos los recuerdos del día vuelven a mi.

- Valentina -digo y escucho mi voz débil- Vale*, Valentina - repito varias veces

- Hijo, oh mi amor, estas bien- dice mi madre abrazándome

- Valentina - digo más desesperado, no me importa el dolor, solo quiero saber que ella este bien, me muevo inquieto en la camilla y mi madre llama a una enfermera que me pone algo en suero que me relaja al instante- mi Vale*- repito antes de sumergirme en un sueño.

Cuando vuelvo a despertar, siento el peso de la mano de mi madre sobre la mía e incluso eso me duele. Me muevo y es como si me hubiesen tirado un piano sobre el cuerpo, sobre todo siento un intenso dolor sobre la espalda. Y entonces me recuerdo que me cayo un viga incendiada.

- Mama- digo todo lo fuerte que puedo, ella levanta rápidamente la cabeza

- ¿Cómo estas? Dios mi amor no sabes el susto que nos llevamos cuando nos enteremos de que se incendió el establo del abuelo, oh mi amor si hubiese sabido no te hubiese dejado ir allí

- No has tenido la culpa- hago una pausa por que me cuesta, incluso hasta hablar duele- ¿Dónde esta Valentina? Dime que esta bien, por favor.

- Claro que lo esta. Tranquilo, el único mal herido eres tu.

- No puedo estar tranquilo, casi muere, mama- entonces sale mi lado más débil y se me escapa una lagrima

- Pero no lo hizo. Tu le salvaste la vida. Ella nos contó que esta viga le iba a caer a ella, hijo, eres tan valiente.

- Si, lo hice- digo sonriendo intentando bromear pero el dolor hace que me ponga serio- entonces, ¿esta bien? ¿Dónde esta?

- Aun no tengo claro si felicitarte por tu valentía o llamarte tonto por ser capaz de dar la vida por ella

- Lo que quieras mama, como sea, yo estaría dispuesto a volver a hacerlo.

- ¿De verdad?- pregunta una voz detrás de nosotros. Su voz. Mi madre nos mira con cara pícara y se va, ella se acerca corriendo a mi- Parker, lo que hiciste jamás dejaré de agradecerlo.

- Lo hice sin pensar. Solo quería que tu estés bien.

- Oh Jase- dice rompiendo en llanto, yo le miro confusa- eres tan tonto, casi mueres por mi culpa, hace una semana que estas en coma, estaba tan asustada, pensé que... pensé que te perdería- dice lo último con vergüenza.

¿Una semana? Siento que tengo medio siglo postrado en esta cama, y al mismo tiempo que fue ayer cuando casi morimos quemados. Pero no. Ha pasado solo una semana. La miro atentamente y no tiene ni una quemadura, esta perfecta y eso es lo que me hace feliz. Pienso en lo último que ha dicho. Y recuerdo la última cosa que me dijo en aquel establo. Te amo. Es ahora de que ella sepa que más que amarla, es mi vida para mi.

- Nunca me perderás- hago una pausa- lo que dijiste en el establo...

- Si- me interrumpe con la cabeza agachada- es verdad, pero no tienes que sentir ningún compromiso.

- Eres más que tonta- digo intentando no quejarme al reír y la toma por la barbilla para que me mire- ¿Por qué te crees que he estado espantando a tus pretendientes?- ella me mira confusa- no es ningún compromiso. Es más, me vas a quitar un peso de encima. No sabes las ganas que tengo de gritar a los cuatro vientos que estoy jodidamente enamorado de ti. Que cada vez que te celaba con otro y te decía que no eran los indicados es porque no quería a nadie más cerca de ti. Porque quería ser yo el hombre de tu vida.

- Jase...

- No, déjame terminar. No sabes cuanto tiempo tengo callando esto. Me come por dentro. Te quiero. Oh no, es mucho más que eso. Te amo más que a mi vida ¿entiendes? Y cuando vi que esa maldita viga te iba a caer encima sentí tanto miedo, te juro que nunca antes me había asustado tanto y lo único que paso por mi cabeza fue un 'a ella no'.

- Entonces...

- Te amo. Y me haces el hombre más feliz del mundo al decirme que tu a mi también.

- ¿Y esto significa?...- dice con una sonrisa

- Que si no estuviera tan adolorido ya te hubiera comido a besos.

Valentina suelta una risita tonta y se inclina hacia mi, dice exactamente lo mismo que dije yo cuando la bese con nueve años. Solo es un besito, me río con esfuerzo. Y me besa. No puedo creer lo que se viene ahora. Se acabo el esconderlo. Ahora podré decirle todos los días de mi vida todo lo que le amo. Así se interponga quien sea.

Fin

Te amo, Cariño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora