Capitulo dos.

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Me ha ignorado durante el resto de la semana. Ella no tiene ni idea del daño que me esta haciendo con su rechazo. Ahora solo va con Dana y Christian, que es quien me mantiene al tanto de cómo van las cosas, de si esta menos enfadada o si al menos, me menciona, ya que ni se digna a mirarme.



Según Christian, entre ella y Dana me han puesto de una esquina a otro, o con sus palabras "joder tío, te han puesto bien verde. De aquí a la china, chaval, me dijeron que cuidadito con decirte nada". Pero el es un chismoso de primera. Por algo es el novio de Dana(cotilla oficial del barrio). Estoy algo cansado, no, rectifico: estoy harto de que pase de mi como la hace. Tampoco lo que he hecho es para tanto, quiero decir, ¿acaso es la primera vez que le espanto a uno? ¿tanto le gustaba este?



Hoy ataco, en cuanto suene el timbre no se me escapa. Así que pacientemente espero que pase el resto de las horas, mirándola de reojo en las clases que nos tocasen juntos y empanado cuando habla o sale a la pizarra a hacer un ejercicio. Toca el timbre, ella recoge rápido sus cosas y yo tardo unos segundos más por los nervios de que se me vaya. La veo salir de clase y quitando a los demás del medio la alcanzo. La tomo del codo y ella suspira con pesadez, imaginándose que soy yo.



- Hablemos, no quiero que estés enfadada conmigo- le pido, ella me mira unos segundos en silencio y yo pongo la carita del gato con botas que mejor me sale- venga ¿si?

- Esta bien- dice al final vencida, yo sonrío complacido y la tomo de la mano saliendo de allí con ella, que solo se deja arrastrar por mi.

- Escucha- comienzo a hablar cuando nos sentamos en un banco- no quería hacerte sentir mal, ni nada de eso. Sabes que te quiero y solo he querido evitar que te hagan daño. Pensé que hacia bien en intervenir. Pero si tanto te molesta, te prometo no meterme más en tus relaciones, por más que me cueste.

- No es el hecho de que te metas, Jase, es como lo haces. A veces parece que te crees con algún derecho sobre mi, y eso no me gusta.

- Esta bien, tienes razón. Voy a cambiar eso, lo juro.

- Eres mi mejor amigo, me gusta que me digas que opinas de los chicos con los que salgo o por los que siento interés. Pero solo eso: tu opinión. No es justo que cojas y digas 'este no me gusta, así que lo alejo de ella'. esas cosas las tengo que decidir yo. ¿entiendes?

- Si, lo entiendo. Y sé que tienes razón. Perdóname, es que... no puedo evitar el querer protegerte todo el rato.

- Todo irá bien ¿vale? Yo estaré bien.- ella hace una pausa y sonríe acercándose a mi y me rodea por el cuello, yo no pierdo el tiempo y la rodeo por la cintura pegándola más a mi, disfrutando de su cercanía- además, ten por seguro que si alguno me lastima, tu serás el primero en saberlo para que le des unos cuantos golpes en plan boxeador, como tu sabes.



Yo suelto una carcajada y asiento con la cabeza, le doy un suave beso en la mejilla, muy cerca de los labios y por un momento pienso que ella fue la culpable, pues movió la mejilla justo en ese momento, ella me mira con picardía y se muerde el labio, nunca me había mirado de esa forma y aunque sé que lo hace de forma inocente, me provoca como no tiene idea. Me separo de ella antes de olvidarme de que solo soy su mejor amigo y lanzarme a sus labios.



 

Los días pasan y las cosas ya vuelven a la normalidad entre nosotras. Todo esta olvidado, como siempre. Esta es nuestro última semana de clases antes de que comiencen las vacaciones por Navidad, las cuales he estado esperando con ansia, pues por estas fechas, solemos irnos todos(la familia de Valentina y la mía) al pueblo. Y aunque Valentina las odie por que casi no hay cobertura y ella sin Internet no vive, a mi me gusta por el simple hecho de que me paso todo el día con ella.

Te amo, Cariño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora