13. Hetero.

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Llegó Andrés a mi patio trasero y trajo una toalla con él.

- ¿Tienes listo para que te gane en una carrera? - bromeó.

- Es una piscina pequeña, somos pobres - me mofé.

- Aún así no me ganas.

- A que sí - respondí.

- Máx, no tengo traje de baño - dijo distraído

- Yo tengo arriba, acompañame - o eso creo.

Mientras subiamos a mi cuarto recordé todos esos momentos que pasamos de niñez, todas esas carreras acuáticas, todas las ferias costumbristas y todos esos platos inventados que nos hacían vomitar, estaba viviendo otra vez de la felicidad, estaba siendo felíz.

- déjame buscar.

Revisé uno por uno los cajones de mi mueble, fuí a la habitación de mamá y tampoco encontré algo, así que regresé con Andrés a mi cuarto.

- No encontré nada, tendremos que dejarlos para otro día - dije algo decepcionado como es de costumbre.

- Sin traje entonces.

- Eres estúpido - dije entre risas.

- Hablo en serio, en ropa interior- hablaba en serio - ¿o tienes miedo a que te gane en la carrera? - Me desafió.

- Yo te ganaré.

Se quitó la camisa que llevaba y dejó notar su torso algo más ejercitado de lo que habia notado, es un chico delgado, pero no es como un muerto de hambre que tampoco se mueve. A su vez también me desvestí con algo de pudor y avergonzado de estar así frente a él, aunque siempre me cambie en la clase de deportes y con mucha más gente, lo encuentro más vergonzoso ahora. Se quitó los pantalones y partimos.

- Vamos - me dió un pequeño golpe en la espalda.

- Claro.

Llegamos a la piscina y recordé lo helada que siempre está el agua.

- ¿Estará muy helada? - preguntó aparentemente inocente.

- Yo creo... - me interrumpió con un empujón y caí al agua.

Sentí el frío correr por todo mi cuerpo, cada centímetro de mi cuerpo entumido. Luego sentí como cayó de bomba a mi lado, revolviendo el agua y salpicando por todos lados.

- ¿Tienes frío?

- Algo - acepté tiritando.

- Entonces una carrera, el que atraviese la piscina dos veces antes es el ganador y se convierte en el emperador de la piscina.

- Hablas como cuando teníamos 5 años.

- Tal vez tengo 5 años.

Nos colocamos en las posiciones a un costado de la psicina que medía poco menos de 4 metros de largo, tal vez grande para otros, pero pequeña para una carrera; escuché el grito de Andrés haciendo un papel de arbitro y partimos.

El se dió gran impulso con los pies y se adelantó rápido, yo iba atrás, llegó al otro extremo solo con el impulso y repitió el acto al otro costado, mientras yo iba cuál perrito intentado recordar como es que se nada.

Se puede adivinar que el ganó por gran ventaja, luego de esos nos divertimos con unos juegos estúpidos y nos salpicamos agua, cuales niños pequeños.

- Ya tengo frío - murmuré con los labios morados.

- Está bien, me divertí - respondió Andrés.

No Hay Manera De Escapar A La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora