El día había sido lo realmente aburrido como para que me acostase a las nueve de la noche, tomé una taza de té acompañado de galletas y luego me fui a la cama, no había parado de llorar desde que había emprendido el regreso a mi mundo, mi departamento.
Estuve con la luz apagada, en silencio y oyendo como la lluvia caía por la ventana golpeando como pequeños dedos que me avisaban que estaba muy presente y que al menos no pretendía irse tan pronto.
Me hice una ovillo en mi cama mientras oía una y otra vez la voz sepulcral de ambas compañeras que cotorreaban sobre Kyung Soo, era algo a lo que me debía de ir haciendo ideas ya que en algún momento seguramente me lo toparía en algún lado, estaba segura ya que el destino tenía a veces unos tentáculos tan grandes que te ahorcaba tan fuerte haciendo que rogaras por algo de aire y cuando te soltaba no te avisaba cuando iba a volver a cogerte sin piedad. El destino también mataba y sabía que estaba muy próxima a eso.
A la mitad de la noche, entre el frío del invierno sentí su peso a mi lado acompañado de un ligero beso. Era él, lo sentí por su perfume varonil además de la suavidad de sus manos que acariciaron mi estómago tibio. Giré para encontrarme con él y abrazarlo, porque lo necesitaba.
Y ahí estaba... cayendo ante sus encantos una vez más.
Kyung Soo me dio un abrazo tierno al mismo tiempo que me pedía silencio haciendo un ruido con su boca mientras acariciaba con ambas manos la parte trasera de mi cabeza, Kyung Soo me hacía olvidarlo todo con un toque y sabía que aquello estaba mal porque las emociones me dominaban.
Descansa Alison –susurró.
Besó mis labios de manera fugaz y me abrazó para luego quedarse dormido al instante, me pude dar cuenta por su respiración acompasada. Me acurruqué en su pecho cerrando los ojos y sentí por fin la tranquilidad que había buscado en todo el maldito día, sus brazos me dieron esa paz que necesitaba al igual que el latir de su corazón, se había vuelto la música perfecta para poder sentirme despejada.
Desperté asustada por las clases pero en cuanto abrí los ojos me di cuenta que mis clases ese día empezarían tarde y... estaba ya casi lista para ver como iban a suceder las cosas de manera rutinaria.