Capítulo 8

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¡¡Una verdadera perra descarada!!

Su sangre hervía completamente observando, sin poder hacer nada, en contra de la regalada de su zorra prima Leticia. ¡Dios pero cuanto descaro y falta de vergüenza!

Esa, bueno, su prima, parecía una hembra en celo y dispuesta a aparearse con Chris y él muy estúpido no hacía nada para evitarlo. Ella había probado suerte con el truco de derramarle la copa sin querer, sin embargo, aquello en vez de afectarle, le combino ya que el energúmeno ese muy amablemente se había lanzado a ayudarle. ¡¡Le había limpiado sus grandes pechos!!

Aquello le molestaba mucho y más cuando era consciente de que ella no era para nada tetona, tenía unos pequeños pero firmes senos. Aunque se trasero dejaba mucho que hablar y desear ya que era bastante voluminoso cosa en que le ganaba en sobremanera a Leticia, ya que ella con tanto uso al parecer se lo habían gastado.

Frunció mas el ceño cuando ella le susurró algo al oído y el sonrió abiertamente, aquella sonrisa tan genuina. No aguantó un segundo más.

-¡Disculpenme he perdido el apetito!.-dijo sin más antes de retirase a su habitación.

Se le salieron las lágrimas sin poder evitarlo. Definitivamente el tenía en cerebro lleno de mierda y como mucho dos cucarachas jugando las escondidas. ¿Por qué le hacía eso? ¿Pero y por que ella se sentía así? Al fin de cuentas ella tenía un novio, que por cierto era su primo, y ellos no tenía nada.

El recuerdo del beso que se habían dado hace unas horas llegó a su cabeza como si lo hubiera invocado. Se maldijo así misma por ser tan estúpida y haber caído redondita en su juego.

-¿Vas aceptar que te has equivocado? ¿Que en realidad sí te gusta?.-escuchó que su madre le preguntaba. Un solloso ahogado fue su respuesta.-¡Oh, hija mía!.-suspiró Victoria.-Debes aceptar la realidad tal cual es, aunque duela.-le recomendó.

Helen se acurrucó junto a ella, cuando este se sentó en la cama. Necesitaba tanto aquella charla, comprender que le ocurría. Sabía que estaba enamorada como una condenada del energúmeno ese, pero no sabía como afrontarlo, el era difícil o tal vez casi imposible de comprender.

-Siempre he sabido que ustedes dos son el uno para el otro, pero ninguno se digna a dar el paso.-empezó a decir.-Soy consciente de que el no ha venido a ayudarte con ninguna tarea, y puedo imaginarme lo que estaban haciendo.

-¡No estábamos haciendo nada malo!.-se apresuró a decir completamente sonrojada.

-No he dicho lo contrario.-Victoria soltó una risita traviesa.-Lo que te quiero dejar dicho es que tienen una química asombrosa, sin embargo, aún son unos críos y no saben como expresar lo que sienten, por eso, esa insistencia suya de molestarte.

-Siempre has sabido que el me molesta a propósito.-entendió con los ojos bien abiertos a lo que Victoria sonrió ampliamente.

-Creeme hija, lo he vivido.-dijo con orgullo como si aquello fuera lo mejor.-El chico que no para de molestarte ni un segundo, al que soportas cada vez menos y al que cuando no está, lo extrañas en sobremanera, al menos para que te moleste.-dramatizó y ambas se hecharon a reír.

En aquel momento pensó claramente lo que había hecho al darle el sí a Peter y todo lo que aquello conllevaba.

-¿Y si no me he equivocado con Peter?.-respondió seria.-¿Y si lo de  Chris es solo pasajero?

La duda la azotaba entre sí y no. Peter parecía un buen chico y no se merecía aquello, al menos debía darle una explicación.

-El que no arriestga no gana, no lo sabrás si no lo averiguas por tí misma.-dijo sabiamente.-Dicen que se sabe cuando un amor es verdadero, cuando duele tanto... ¿Pero que sabe la gente lo que sientes?
  antes de retirarse.

¡No Te Soporto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora