The Look Of Your Lost

My love dead

"Atem"

Pronunciaba un corto susurro en su mente, con un eco que lo invadía en el interior de su cuerpo por cada rincón, su memoria le jugaba aquel bello pasado que una vez, estaba lleno de alegría. El rostro casi irreconocible para él, pero en ese momento una luz cegadora ocultaba la mitad del rostro de aquella chica; apenas y podía ver aquella espectacular y bella sonrisa.

"Atem"

Volvió a decir con un eco mas profundo y lleno de tristeza, la voz de la chica era entre cortada, aquel chico miraba la imagen de la chica con lágrimas resbalando su rostro. Su tristeza vino a él y sus piernas comenzaron a moverse solas, poco a poco la velocidad de sus piernas aumentaba, caminaba y enseguida trotaba para finalmente correr lo mas que podía hacia esa imagen, que sus memorias recordaba; aquella chica empezó a alejarse del tricolor. Este desesperadamente corrió mas y mas hasta llegar a su límite, sus orbes carmín no esperaban mas a que las aguas cristalinas salieran, aquella salada agua recorrió sus mejillas y con aquella brisa las desprendía de su rostro, como un brillo que se alejaba de su portador.

"¡Atem!"

Grito aquella chica, mientras que la luz la envolvía por completo. Su semblante cambio a una asustadiza, alzo su brazo intentando alcanzar al ojicarmin.
Atem, inmediatamente extendió su brazo derecho hacia la chica, apenas y sus dedos podían tocarse, el tricolor pensaba que lo estaba logrando pero fue entonces que se escucho un freno de coche.
Atem había fallado...

★★★ 

Aquella mañana el tricolor había despertado de su mal sueño, su frente había quedado empapada del sudor.
Su aliento estaba acelerado, jadeaba como si hubiera corrido hasta cansarse.
La puerta de su alcoba se escuchó tocar...

-¿Si?

Pregunto algo temeroso el tricolor volteando a ver la puerta, que era abierta por una mujer de cabellos largos y rojizos, unos hermosos ojos amatistas en combinación a lo que era el color carmín, tes pálida pero a pesar de que el color del piel era extremadamente blanca, no le quitaba lo hermosa que era aquella señora.

-Hijo, ya es tarde...

Susurro con melancolía, aquella voz tan fina y delicada hizo que el tricolor cayera en la triste realidad, bajo su mirada y apretó con fuerza aquella sabanas blancas acompañadas de otras cobijas color azul con pequeñas manchas de diferentes colores.