Pasos para ser invisible

Capítulo 3: Paso uno: "personalidad"

Capítulo 3:
Paso uno: "personalidad"

Después de comer me encerré en mí cuarto puesto que Jack había traído a sus amigos los "majetes". Todos me caían igual de mal.

Clack.

Elevé mi vista hacia la ventana.

Clack.

Vi una piedrecita chocar contra el cristal.

Clack.

Me dirigí hasta allí y cuando miré por la ventana vi a Liam.

Fssh...

Menos mal que tenía buenos reflejos y había esquivado la piedra que iba directa a mi cara.

-¿Liam... Qué haces ahí?

Iba vestido con una chaqueta negra con broches marrón claro, una camiseta también negra y unos vaqueros sostenidos por un cinturón de piel marrón.
Para acabar, llevaba unas deportivas blancas.

-¿Quieres venir a dar una vuelta?

Al sonreír se le subieron las gafas, las cuales se las había cambiado y no llevaba las de por la mañana, sino unas de pasta negras que le sentaban estupendamente.

-¿Qué? ¿Por qué?- pregunté extrañada. Seguro que tenía algo mejor que hacer que ir por ahí conmigo, la nueva antisocial.

-Es eso lo que hacen los amigos. Salen por ahí... Les presentan a sus otros amigos... Se divierten... Todo eso.

-¿De verdad dijiste en serio lo de ser amigos?- estaba perpleja.

-¡Por supuesto! Yo no hago bromas sobre algo tan serio- se subió las gafas que se le habían resbalado por el puente de la nariz.

Era lo mejor que me podía pasar. No quería pensar en la posibilidad de que todo fuera un montaje porque necesitaba un mísero resquicio de felicidad. Y esa era mi abertura. Él era mi pasaporte a ser feliz una vez más. Liam.

-Espera que me visto y bajo.

Me puse unos vaqueros cortos, hacía mucho calor todavía a pesar d ser septiembre, y una camisa blanca de tirantes con un nudito sobre mí barriga. Me calcé unas bambas rojas y me hice una coleta que me recogía sólo la parte de arriba de mi cabello.

Bajé por las escaleras y con las prisas me choque con uno de los amigos de mi hermano.

-Que pasa Hastin... Qué ya no seas popular no significa que no estés buena. Si quisieras yo...- me dijo con una sonrisa muy pícara.

-Ahora que te veo estoy de pena, estúpido- le solté sin miramientos.

¿Después de todo se creía que podía venir y decirme algo así? Ni en sus mejores sueños volvería ha estar con alguno de esos mequetrefes.

Al principio no veía a Liam por ninguna parte desde el porche de mi casa. Y cuando pensaba que estaba empezando a alucinar para no sentirme sola, me agarró del brazo.

-¿Tan feo soy que ya quieres huir?- me preguntó con esa sonrisa suya a la que me estaba comenzando a acostumbrar a ver aunque no hubiera pasado nada de tiempo junto a él.