Capítulo. 3 /Territorio/

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Una vez de haber peleado y descansar lo suficiente se dispusieron a caminar para avanzar en su rescate, aunque... Las peleas no faltaban.

— ¡Deja ya de perseguirme! — gritaba molesto el verdoso quien cada vez caminaba más rápido, su odio a los alfas era bastante notorio.

— Solo estoy siguiendo el paso, el único que me persigue para pelear eres tú, no seas egocéntrico — respondió el alfa.

— Hay sí como no, ¡¿Por qué no te mueres de una vez?! — le gritaba de vuelta el verde lleno de furia al estar "cerca" de un alfa.

— ¡¿Y por qué no admites de una vez que estas enamorado de mí?! — contraatacó el guardián tomando al otro del brazo.

— ¡Ya basta! — gritó esta vez el príncipe ya cansado de sus gritos — Les recuerdo que estamos aquí para rescatar a la princesa y a nuestros amigos y ustedes deberían estar en silencio y ayudar en vez de pelear como unos recién casados — respondió ya molesto para seguir avanzando.

— ...... Lo siento Sonic, no volverá a pasar — se disculpo su primo para seguir el camino esta vez, callado y tranquilo.

*2 horas después*

Los tres habían llegado al territorio alfa... El lugar que antes solían llamarlo "hogar".

— Debemos tener cuidado, ustedes dos son omegas, les sera fácil distinguirlos — advirtió el guardián.

— ¿Qué podemos hacer Zonic?, no somos como ellos y no podemos camuflarnos — decía angustiado el príncipe cobalto.

En eso se le ocurrió una idea al mayor, tal vez si había una arriesgada opción, pero era la única.

— Puaj, huele asqueroso — reclamó el cobalto real al sentir como su guardián le colocaba una capucha larga hasta los tobillos pero por alguna razón, apestaba.

— Lo siento, intente lo más posible que se pareciera al olor de un alfa, ya pontela — le ordeno al verde.

— No me pondré algo que venga y tenga el olor de un alfa, quizás donde estuvo

— Scourge, solo ponte esa prenda, somos los únicos omegas nos descubrirán si no lo haces — alegaba el cobalto real.

— ¿O prefieres que te bese otra vez?

— Agh, bien, pero alejate de mi — alegó molesto para colocarse la capucha.

— Solo espero que funcione — susurro el alfa para entrar primero al territorio alfa, seguido por los omegas.

Al entrar, se dieron cuenta del horrible cambio del lugar, gris. Las casas con pinturas sucias y desgarradas, los suelos llenos de suciedad y las fuentes que antes ya hacían llenas de aguas cristalinas se encontraban totalmente secas, llenas de suciedad y hojas secas y hasta animales muertos en descomposición.

— Aguanten las ganas de vomitar, si lo hacen llamaran la atención y nos descubrirán — susurró bajo el alfa.

Era fácil para él decirlo, los omegas detestaban la suciedad debido al instinto de ama de casa que tenían dentro, incluso si lo negaban, les era sofocante estar en un lugar tan sucio como este.

— Solo aguanten hasta que lleguemos al castigo, una vez dentro buscaremos a la princesa y a los demás — indico el mayor hasta que vio al príncipe que ya no podía más, quería vomitar — Sonic, solo un poco más — insistió.

*Mientras en aquel castillo*

La princesa refunfuñaba y gruñía cada vez que alguno se les quedaba viendo por un buen rato.

— ¡¿Qué?!, ¡¿Quieren pelear?!, ¡Saquenme y peleen como hombres! — gritaba la princesa furiosa por estar en una jaula como si fuese una bestia salvaje.

— ¡Princesa Sonia, comporte se, el pequeño Tails esta muy asustado! — le reclamó la eriza de ojos jade consolando al pequeño zorrito.

— Princesa por favor, es mejor pensar en como escapar de aquí — pidieron al conjunto una pequeña conejita de ojos azules y pelaje cremoso junto a una pequeña abeja de ojos dorado.

— ¡Ya callense omegas! Y respeten porque estarán presentes al rey así que..... — reclamo un gran cocodrilo furioso hasta que noto la presencia de su alteza, callando inmediatamente para no molestarle — Perdonadme su eminencia — se arrodilla en señal de respeto — Es que estos omegas son muy testarudos

El rey solo calló, observando atentamente a los omegas enjaulados.

— Así que ella es la princesa omega... Matenla a ella primero, seguro al ser de sangre real nos sera de mucha ayuda — ordenó algo malhumorado el joven rey con una mascara que cubría su rostro a excepción de sus ojos.

Tales palabras, tales palabras bastaron para que el príncipe omega, Sonic, quien logró infiltrarse con éxito junto a sus compañeros, saliera de su escondite dispuesto a atacar al rey.

— ¡Infeliz! — gritó el príncipe cobalto dispuesto a atacarlo.

— ¡Sonic! ¡Grrrr! — gruñó el alfa para golpear y noquear al cocodrilo de una patada — Descuide princesa, la sacaré de inmediato...

— Quieto — advirtió una felina de pelaje violeta de profundos ojos dorados y una larga cabellera atada a una coleta apuntándole al cobalto con una pistola a la cabeza.

En menos de un parpadeo, y con una ancha sonrisa en el rostro del rey, la cual no se conseguía ver por la máscara que llevaba puesta, le hizo una llave al pequeño cobalto dejándolo boca abajo en el suelo y con un brazo a su espalda.

— Para ser un omega, tienes agallas niño — aprieta con fuerza el brazo del menor llevándolo leventente hacia arriba provocándole un punzante dolor al pequeño — Eres un tonto si realmente creiste que salvarías a tus amigos, y aún más tonto si creiste que con ese ataque tan débil me lastimarías, por eso te daré la mejor vista cuando matemos a tu princesa

— ¡No!, ¡A ella no!, ¡Te lo suplico!, ¡No puedes matarla!... — pedía a gritos el pequeño.

— ¿Y por qué no puedo? — rió leve el rey sin soltar al menor esperando su respuesta.

— Porque..... Porque.........

— ¡Sonic, no le digas! — advirtió el cobalto alfa.

— ¡Yo soy su hermano mayor!, ¡El futuro rey de los omegas!, ¡Mi sangre vale más que la de todos ellos, así que liberalos!, ¡Haré lo que me digas pero dejalos ir! — pidió el pequeño empezando a derramar lágrimas.

Un profundo silencio se armo en la sala, el rey alfa pensó las cosas de manera tranquila, aunque en el fondo le sorprendía que alguien así se entregara tan fácil solo por vidas inútiles y que no valían la pena.

— Si te quedas, sera para siempre, ¿Entendido? — aclaro con autoridad el rey.

— Te doy mi palabra

— Hecho — sentenció el alfa — Blaze, Vector, saquen a estas porquerías de nuestro territorio. Tú, mocoso, lleva a mi esclavo a mis aposentos, ¡Ya! — ordenó autoritario el rey a un erizo albino de ojos ámbar, lanzándole al joven cobalto.

— Como ordene — respondieron los tres a la vez realizando la orden pedida.

— ¡Sonic, volveré por ti!, ¡Lo juró! — gritaba el cobalto alfa mientras era arrastrado junto a los omegas prisioneros.

Nadie se imaginó que sus vidas cambiarían por completo, ni siquiera el mismo rey de los alfas al tener al príncipe omega como su esclavo, ¿Se puede encontrar un poco de amor en un corazón tan frío y cruel como el del rey?, nadie lo creyó, hasta ahora.

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