¿Del odio al amor? - [Yaoi] CastielxNath

Segunda Parte

 

Castiel me besaba ferozmente, devorando de esa forma mis labios. Al principio traté de empujarlo pero fue inútil, su beso me estaba robando la poca fuerza que tenía.

—¿Vamos por la segunda ronda? —. Sonrió maliciosamente.

Mientras me besaba de nuevo su mano acarició mi cuerpo, hasta posarse en mis caderas. Una vez allí, desabrochó ágilmente mi pantalón y comenzó a acariciar mi entrepierna por encima de la ropa interior.

Un frio recorrió mi espalda al sentir aquel íntimo contacto.

—B…, basta… No toques allí —dije con la respiración un poco entrecortada debido a sus besos.

—¿Seguro que quieres que me detenga?... Si ya está poniéndose duro —sonrió juguetón mientras apretaba mi miembro.

—Nngh… no. Ya detente.

—No me detendré. Parece que lo estas disfrutando así que continuaré.  

Deslizó completamente mi ropa interior junto al pantalón hasta mis rodillas, y comenzó a frotar mi sexo directamente.  

No podía detener la cantidad de gemidos que comenzaron a salir de mi boca. Mi cabeza daba vueltas y me estaba hundiendo lentamente en el placer que Castiel me provocaba.

—Eres muy lindo —susurró en mi oído—, tus mejillas enrojecidas parecen manzanas.

—No… detente —. Mi respiración se aceleraba cada vez más, y sonidos vergonzosos comenzaban a colarse a través de mi garganta al sentir como su mano aceleraba los movimientos.

—Estás tan mojado… Realmente lo estas disfrutando —sonrió cerca de mi rostro.  

«¿Qué ocurría conmigo? —pensé.  

No podía controlarme, y mucho menos tenía la fuerza suficiente para apartarlo de mi lado. Mis manos ejercían un poco de presión sobre su pecho, pero aquello no era suficiente para alejarlo.   

—P…, para… creo que… yo… voy a… —un gemido interrumpió mis palabras al momento en el que su agarre en mi zona más sensible se intensificó.

—Córrete de una vez… es por eso que estoy trabajando tan duro aquí abajo.  

—No… yo…

Se acercó y me besó nuevamente como solo él sabía hacerlo. Su lengua entrando nuevamente en el interior de mi boca me crispó la piel, y un fuerte gemido se apodero de mí al sentir como el clímax me alcanzaba.

Una vez hube controlado mi agitada respiración la vergüenza me comenzó a invadir. ¡Me había corrido en manos de un chico…, y lo peor de todo es que ese chico era Castiel!

—La expresión que tienes cuando te corres es tan linda —susurró mientras rozaba su nariz con la mía.  

Quise insultarlo con toda mi alma por lo que había hecho, pero en cuestión de segundos mi visión se tornó borrosa y mi mente se oscureció.

***

Salí del baño y me recosté en mi cama. Mis dedos se posaron sobre mis labios y un rubor recorrió mis mejillas al recordar lo ocurrido esa tarde. Aun no podía creer la poca resistencia que tuve, y sabía que Castiel se había aprovechado de eso.

—¡Estúpido idiota! —Grité en la oscuridad de mi habitación, mientras daba vueltas en la cama—. Si está tan necesitado pues que se busque a otro y que deje de tratarme como su juguete.