el despertar.

344 7 5
                                    

Siempre sabía que era un caso problemático, mudándonos muchas veces por año, cambiando de escuela en mi niñez, pero lo que queda en mi pensamiento es el gran optimismo y esa agraciada sonrisa que posee mi madre. Ahora tengo 17 años y aun no ha cambiado nuestra situación, corriendo como si escapáramos de una prisión de alta seguridad; yo no sabía porque, pero debía averiguar el motivo.

Desperté cansado, la noche había sido muy corta y el despertador no ayudaba sonando a las 6:00 de la mañana, me levante a hacer lo que se supone que hace un adolescente de 17 años, "ir al colegio", ya pasando "los 5 minutos mas" típicos de cada una de mis mañanas. Me levante extrañado por qué no tuve pesadillas esa noche, pesadillas que frecuentemente me acosaban y que afectaban mis periodos en los que se supone debería descansar, ya que aparte me costaba mucho conciliar el sueño gracias a mi mente que despegaba sin aviso de mi cuerpo y se disponia a viajar. Al dirigirme al baño que se encontraba en el mismo pasillo en la casa de turno, salí de mi habitación tropezando con todo lo que tenía al frente, a medio camino entre dormido y despierto, pude escuchar una voz subiendo las escaleras, una voz que conocía muy bien. -buenos días Sebastián- era mi madre que se acercaba paso a paso con una sonrisa en el rostro, muy peculiar en ella, con su bata de un siempre Impecable color Blanco -¿cielo que tal dormiste?-me miraba con sus penetrantes ojos azules, me di cuenta que a pesar de que yo media 1,78 de estatura, me seguían haciendo falta unos cuantos centímetros para alcanzar a mi madre y su agraciada figura -bien madre- respondí intentando alejar los restos del cansancio de mi cara- que bueno, abajo esta tu desayuno, me iré a cambiar para irte a llevar- mirándome de esa forma, pude notar que estaba preocupada, sabía que era esa mirada, ya la había visto antes "posiblemente tendríamos que mudarnos" logre pensar rápidamente.

-mamaaa! ya tengo 17 años y no falta mucho para que cumpla la mayoría de edad, por un día quiero ser un adolescente normal que se dirige a su escuela como todos los demás- diciendo esto note como la mirada de mi madre cambiaba drásticamente -pero hijo entiéndeme, eres mi único hijo y si algo te pasara yo.. yoo no sé qué sería de mi- decía mi madre mientras su voz se quebró y pude notar como una pequeña lágrima caía por si hermoso rostro, mi madre podía cambiar rápidamente de emociones -lo siento, no debí levantar la voz, iré a mi habitación luego de ir al baño para terminar de alistarme e irnos- formando en mi rostro una leve sonrisa que aunque no pareciera verdadera bastó para que ella se tranquilizara, dirigiéndome una última mirada triste para luego bajar nuevamente hacia la cocina.

Mi entrada al baño fue como siempre es, una ducha rápida y mi ritual para mis dientes, con pasta dental, enjuague e hilo, era muy meticuloso para algunas cosas y mis dientes eran una de ellas. En mi habitación terminando de vestirme pensé en que no recordaba mucho de mi pasado, "no era lo típico"; solo recordaba que cambiábamos muy seguido de ubicación, pero en si no recordaba nada respecto a mí, si tenía familia en alguna parte o incluso si llegue a tener alguien al que pudiera llamar "amigo". Incluso un tema casi clasificado como tabú es el que abarca todo lo relacionado a mi padre, recuerdo a mi madre decir muchas veces -hace muchos años que no se de él, era un buen hombre pero su amor hacia mí era prohibido- al preguntarle -¿por qué?- simplemente cambiaba el tema, podía notar que aún le dolía su perdida, creo que en el fondo aun lo ama, pero quien soy yo para juzgar a mi madre, ella lo único que me dice muy seguido es que me parezco mucho a él o que simplemente le recuerdo al hombre de su vida. Luego vendría otro cambio de tema.

Bajando las escaleras ya listo con mi uniforme y "peinado" (solo me pase mis manos de forma horizontal por mi cabello) busque mi desayuno para luego dirigirme al instituto, pero de repente oí algo muy extraño, la voz de mi madre y otra que no reconocí, una conversación, efectivamente era mi madre hablando con alguien que pocas veces hemos tenido contacto, nuestro vecino el Señor York un señor de unos 50 años, de piel blanca como un 1,80m de altura, posee un cuerpo muy robusto, le encanta salir a rodar con su motocicleta de gran tamaño. Pero para mí algo no estaba bien; bueno debo decir que supe que era el solo por ver su sombra que se proyectaba al otro lado de la puerta principal, yo pensé –la sombra del señor York se ve algo extraña, debe ser por la luz de la puerta principal -, pero este al parecer no era el caso, la sombra que antes era el Señor York comenzó a distorsionarse para luego tomar la forma de una especie de bestia cuadrúpeda como si se tratara de un gato o mejor dicho un tigre con cuernos que recordaban a un venado, una forma única que aunque por mucha intervención de luz no era humana.

Al ver esto me quede consternado, Me encontraba ya en el último escalón sin darme cuenta; solo pude tomar conciencia cuando el señor York me miro fugazmente para dedicarme una falsa sonrisa, volvió a dirigirse a mi madre a decirle una frase corta que no pude escuchar ni entender, luego de la última palabra se marchó. Mi mama para disimular la tensa situación logro decir -ve a buscar tu comida, cielo vas a llegar tarde.

sebastian - el híbrido prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora