Parte X: Then I Jumped

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Ginger atravesaba el callejón dando pequeños saltos, intentando no pisar las líneas, como ese juego con el que los niños se entretenían cuando salían de compras con su familia. Sin embargo, ella parecía estar tomandoselo muy en serio, por lo que Louis no se atrevió a decir nada.

De vez en cuando, Ginger se detenía y miraba todo alrededor, como si la ciudad fuera ajena a ella. Se detenía a ver cosas tan insignificantes como un restaurante de mariscos, un cartel que anunciaba un viaje a Amsterdam o un perro callejero. Para ella, de algún modo, era nuevo todo eso.

El trayecto transcurrió en silencio, lo único que se escuchaba era el golpeteo de los pies de Ginger contra el suelo y, al fondo, el agua del río correr.

Tampoco seguían ningún camino, más bien vagaban por Londres como un par de jóvenes, a pesar de que lo único que no eran era eso, simples jóvenes. Varias personas se cruzaron en su camino, y en un par de ocasiones Ginger pisó a alguna que otra persona. Sin embargo, nadie se molestó demasiado. Los ojos de Ginger eran demasiado tiernos como para enojarse con ellos.

--Te prometí que te llevaría por un trago--dijo Louis cuando pasaron frente a un bar atestado de gente.

--Oh, lo hiciste, verdad?--dijo ella y sonrió--vale, pues quiero mi trago.

Louis se acercó a la ventana del lugar y se asomó, para luego decirle a Ginger:

--Yo entraré. Qué vas a querer?

--Una Coca-Cola--respondió ella. Louis se quedó quieto a medio paso y lentamente giró la cabeza para ver a Ginger.

--Una Coca-Cola? Te invitó por un trago y eliges una Coca-Cola?!?--dijo él, sin saber si reir o gritar de molestia.

Ginger asintió--no tengo ganas de beber alcohol, gracias.

El ojiverde se encogió de hombros y se adentró en el bar. A pesar de ser psicólogo, aún había muchas cosas que lo sacaban de quicio.

La pelirroja se dirigió a una banca oxidada que se encontraba al otro lado de la calle y se sentó en ella, colocando una mano debajo de su barbilla. Frente a ella había un árbol, viejo e inclinado, con unas cuantas hojas marrones colgando de sus ramas. Se veía muy triste, en especial porque el triste arbolito estaba rodeado de otros de su especie, pero más bello y jóvenes. Ginger se sintió identificada con ese árbol. De algún modo, ella era (y siempre había sido) el árbol torcido de la sociedad.

Eso la dejó pensando en algo más: Niall. Al verlo actuar... bueno, actuar como él, había sentido una confusión y un miedo que jamás había creido poder sentir. Sin embargo, también había una parte de su mente que insistía que ella estaba igual de loca, y que si temía de Niall, también debería temer de ella.

Louis regresó unos minutos después, cargando una botella de refresco y una de cerveza. Le pasó la Coca-Cola a Ginger y se sentó a su lado, al tiempo que le daba un sorbo a su botella.

La chica examinó la botella y se la acercó a los labios, dando un traguito y saboreandolo. Luego miró a Louis y sonrió ampliamente.

--Está buena?--le preguntó y ella dijo que si con la cabeza.

--Muy rica--Ginger volvió a examinar el líquido y, después de arquear una ceja, tomó la botella...

Y la estrelló contra el viejo árbol que se encontraba frente a ellos.

Louis la miró con la boca abierta y una expresión de duda

--Que... Por qué hiciste eso?!?--chilló él, unas octavas más alto de su voz normal.

--No se, se veía interesante--contestó ella, encogiendose de hombros. Se levantó y se alejó por la calle dando pequeños saltitos.

Louis se apresuró a ir detrás de ella, sosteniendo con fuerza su botella por si a Ginger se le apetecía lanzar más botellas.

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⏰ Última actualización: May 10, 2014 ⏰

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Niall's my delirium {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora