Parte II: Niall

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Habían pasado 4 días. 4 días infernales para Ginger, que, de haber podido, hubiera seguido en su habitación hasta morir. No era que su habitación fuera la cosa más genial del universo (no había cambiado nada desde su llegada), pero estar afuera era aún peor que estar adentro.

Tenía que salir al menos 5 veces al día: 3 para las comidas, una a la ducha, porque no había duchas individuales, y otra para tomar aire. Los miércoles también tendría que asistir a las “reuniones”.

No había vuelto a ver al chico que la había besado, y Ginger estaba empezando a suponer que lo había imaginado. Pero no quería habérselo imaginado. Nunca había besado a nadie, aunque sonara raro, y la experiencia había sido muy real.

Un día, el mismo chico que la había llevado a la reunión (James, descubrió que se llamaba) le comunicó que tenía que ir a ver al Dr. Francis Smith, su psicólogo de cabecera.

Lo mejor de todo eso fue que la sacaron del hospital. Bueno, al edificio de al lado, pero ese era mucho más bonito, moderno y con aire acondicionado.

El DR. Francis tenía una linda oficina con una planta viva. Los sillones eran rojos y reclinables y no había ningún escritorio, solo una mesita para café con una masetita.

--Bien, Ginger Flawless, verdad?—dijo el doctor, un hombre gordo, calvo y con barba de chivo, y sujetaba un folder con las palabras Flawless, Ginger. 20 años. Bipolaridad. Grabados en él.

Ginger asintió

--Bien, ya sabes quién soy.

--Y usted ya sabe quién soy yo.

--Tengo una pregunta para ti.

--Dispare

--Por qué lo hiciste?

Ginger rió y miró al psicólogo con una sonrisilla burlona.

--Yo no lo maté.

--Ginger…

--YO NO LO HICE!—la chica pateó el suelo, furiosa—yo solo lo golpee.

--Él no murió por golpes, Ginger. Lo apuñalaron—el Dr. Francis miro a Ginger—32 veces.

Ginger hizo un gesto de horror y sacudió las manos como si estuviera matando moscas.

--En serio me cree capaz de tal barbaridad? Oh, no puede ser—dramatizó.

--Querida, tú lo mataste. Y lo sabes.

Ella se limitó a sacudir la cabeza y no dijo nada más en toda la sesión.

Cuando regresó al hospital feo, era la hora del “descanso”, así que Ginger se dirigió al patio, donde se sentó con las piernas cruzadas y el rostro hacia el sol. El pasto le picaba las piernas, y era bastante molesto, pero que se le iba a hacer.

Entonces volvió a ve al chico. Era el mismo, su cabello rubio platino tirándole al blanco, sus ojos azules que parecían ver cosas ocultas para el ojo humano,  sus manos golpeteando en sus piernas con un ritmno hermoso. Caminaba de un extremo a otro del patio y asentía como si escuchara a alguien. No parecía haber notado que Ginger estaba allí, y sin embargo Ginger lo observaba con el ceño fruncido.

De pronto, él se detuvo y la vio. Sonrió de lado y se acercó a ella.

--Hola--le dijo.

--Fuiste tú el que me besó?

--Yep.

Ginger se quedó de piedra, pues la gente no acostumbraba confesar ese tipo de cosas.

--Y por qué?

--Despacio, pelirroja. Soy Niall--dijo él ty se sentó frente a ella. Llevaba los últimos 2 botones de la camisa sin abrochar, dejando ver su clavícula.

--Pelirroja?

--Te llamas pelirroja, no?

--Soy Ginger.

--Y no es lo mismo?

Ginger lo fulminó con la mirada, pero no pudo ocultar una risilla.

--Quizás.

Niall rió, hechando la cabeza hacia atrás con una mueca que delataba que se estaba ahogando en su propia risa.

--No me mires así--dijo golpeandole el hombro con tal fuerza que lanzó a Ginger directa hacia el pasto--ups.

--Estás estúpido?!?--Ginger se enderezó y se sacudió el pasto de la ropa.

--Quizás, pelirroja.

--No me llames pelirroja.

--Pelirroja, pelirroja, pelirroja--tarareó Niall. Ginger se acercó a él y le golpeó la nariz con tal fuerza que le comenzó a sangrar.

Ginger, de pronto con una angustia sobrehumana, se arrodilló a su lado

--Por Dios, estás bien?--puso su manga debajo de la nariz para secar la sangre--ay, lo siento. En serio...

Niall temblaba y Ginger se angustió aún más, hasta que se dio cuenta de que Niall no se estaba muriendo, solo riendo.

--Eres bipolar--bromeó Niall y con cuidado apartó su brazo de él--joder, que dejes de verme así!

--No te veo de ninguna manera.

--Oh, si, lo haces. De esa manera que me dan ganas de besarte.

--Estás loco.

--Todos aquí lo estamos.

Ginger refunfuñó algunas palabras sin sentido y se recostó en el pasto. Niall se colocó a su lado y la observó, apoyado en su codo.

--Qué miras?

--A ti

--Por qué?--Ginger se acomodó en la misma posición.

--Porque eres bella.

--Si tu lo dices....

--En serio.

--No, no lo soy!--de un brinco, Ginger se levantó y se marchó.

Niall se apresuró a ir detrás de ella,que no había ido muy lejos, simplemente había entrado y se había sentado en un sillón particularmente viejo y feo, en una esquina de la habitación

--No vayas con ella--le dijo la voz.

Niall la ignoró. Por primera vez, había algo más importante que aquella voz

Niall's my delirium {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora