Y aquí estoy, sentada en medio de las nebulosas de mis pensamientos, es todo tan pero tan complicado que no sé cómo asimilarlo... El piensa que le falle, pero... ¿Cómo fallarle a alguien que no está a tu lado? Él es tan complicado y es el único que puede hacerme sentir de esta manera, pero para que entiendan un poco mejor todo esto, les narrare la historia de cómo me enamore de mi mejor amigo, sí, mi mejor amigo...
***
-¡¡MAMA!!- Grite frustrada ya que llegaría tarde a mi primer día en el instituto central: Forks.
-¿Qué pasa?-Dice ella de lo más tranquila, apoyada al marco de mi puerta; mientras que yo estoy aquí, con los nervios de punta.
-Mami, mami linda, hermosa, mi amor... ¡¡LLEGARE TARDE AL MALDITO INSTITUTO!! Ayúdame a elegir mi ropa, ¡por favor y gracias! Te amo.-Le digo un poco alterada.
-¿Tienes que hacerlo todo tan complicado Samantha? ¡Aff! Solo ponte una de las tantas camisas que tienes y problema resuelto, ¡Dios!-Dice ella en tono frustrado. A veces me provoca ahorcarla pero luego recuerdo que me dio la vida y se me pasa.
-Sí, sí, siempre es todo complicado conmigo, bla bla bla, ya me se esta conversación.-Le digo sin mirarla, ella sale de mi cuarto molesta y yo me quedo aquí, pensando qué cojones ponerme.
Genial, mi primer día y llegare tarde por que no sé qué ponerme. Me rindo y decido ponerme mi vestido morado que me queda muy bien, aunque para mi parecer, soy muy alta y me queda un poco corto, pero no le doy importancia ya que no tengo algo más. Me suelto el cabello, enredado como siempre, trato desesperadamente por peinarme pero mi cabello se niega a cooperar así que decido batirlo un poco y ya estoy lista. Me echo un poco de brillo labial, rímel, un poco de rubor y ya; no hay mucho de donde elegir, no soy una belleza como todas las demás chicas pero hago el mayor esfuerzo por verme bien, okey, no siempre pero la mayoría del tiempo sí.
Bajo las escaleras a zancadas, tomo el desayuno, me despido de mi mama con un beso y salgo deprisa hacia la puerta para poder ir de una vez al instituto, pero oigo a mi mama gritar desde la cocina que se me olvido el almuerzo, ¡GENIAL! ¡Más tarde imposible! Regreso frustrada, tomo el almuerzo y por fin puedo salir de mi casa, me dirijo a toda prisa a la parada de autobuses pero para mí mala suerte el autobús ya partió hace 5 minutos, ¿Podría este día ponerse peor? Me temo que no, ahora tendré que ir caminando. Bueno, al menos el día esta soleado y cálido, como si eso me ayudara en algo. Dios, tengo que levantarme más temprano.
Por fin; pongo los pies en el tan deseado instituto y me propongo a entrar a mi primera clase, aunque dudo mucho de que me dejen siquiera asomarme a la puerta ya que son las 8:15 de la mañana y la clase termina a las 8:30. Bueno, ya que todo está solo y las pocas personas que hay no las conozco, en realidad, no conozco a nadie por el simple hecho de ser nueva, me decido a ir por un bocadillo en la cafetería que queda a unos pocos pasos de aquí.
Siento un fuerte golpe en el trasero y un poco de mareo, genial, estoy tirada en el suelo en frente de un idiota que no sabe por dónde va. Alzo un poco la vista y veo una mano que intenta ayudarme a levantar pero inmediatamente la rechazo.
-Puedo yo sola, gracias.- Le digo al extraño parado en frente de mí.
-No es molestia, puedo ayudarte. En todo caso; yo fui quien te tiro al suelo.- Dice con una sonrisa en el rostro que ahora mismo quiero golpear.
-Wow, tienes cerebro, y oh, ¡Que novedad! Si lo utilizas. Claro que fuiste tú quien me tiro, no me eh caído por arte de magia, ¿O sí?- Le digo con mucha molestia, y con un poco de sarcasmo. Genial, este día se pone cada vez mejor.
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Boyfriend.
Teen FictionElla no confía en nadie, pero llegara el y se le olvidara todo lo que tuvo que pasar en el pasado. El la ayudara a levantarse de toda esa mierda en la que esta metida por confiar en personas equivocadas y así ella podrá aceptar que lo ama. Pero ante...