Pequeña Hazel

Dos✔

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Primera regla °Siempre sonríe
Segunda regla °Jamás hagas un escándalo
Tercera regla °Se sumisa pequeña Hazel

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Mi mente divagaba en lo sucedido aquella noche mientras el profesor de derecho daba su clase.
Una de las razones por las cuales estudiaba abogacia era para seguir el legado de mi madre, quizás no era un sueño propio, pero a la pequeña Hazel le gustaba complacer a los demás.
En realidad mi sueño se encontraba en los grandes y famosos escenarios del mundo, quería ser bailarina y tal vez, algún día, llegar al mundo de la actuación. Pero eso iba contra todo aquello por lo que mis padres habían luchado alguna vez. Debíamos de mantener un perfil bajo y claramente no entraba que su hija pequeña aparezca en cada periódico importante del mundo.
Se sabe muy bien que el mundo de la farándula no es una buena publicidad para familias tan importantes, si bien vivíamos en un pueblo no tan grande, éramos bastante conocidos en toda California. Y no me permitían terminar con todo aquello, yo tampoco lo hacía.

.-Cariño, estas tan rara está mañana. Hablo Clío a mi lado al terminar la clase.- No es que no lo seas todos los días, pero hoy te superas.

.-Si no fueras mi mejor amiga, diría que me odias.

.-Oh cariño, si que lo hago. Sólo finjo quererte para luego venderte a un puticlub, de algo me servirá que estés tan buena. Reí ante tan estúpido intento de chiste.

.-Creo que debería de hacer lo mismo, es que tu estas muchísimo más buena que yo. Y no mentía, a Clío la palabras perfección le quedaba corta, tenía una tez blanca, unos hermosos ojos marrones y una melena color cobre que sin dudas completaba su hermoso aspecto. Sin nombrar que contaba con unas estupendas curvas.

.-Créeme que eso ya lo sé. Me guiño un ojo y una divertida sonrisa.
Siempre había sido así, siempre había sabido que contaba con un estupendo atractivo y era lo que más amaba de ella. Nos conocíamos desde los cinco años, cuando empezamos jardín de niños, desde ese día somos inseparables. Sabemos absolutamente todo de la otra, delante de ella aparece la verdadera hazel.- Y ahí viene tu príncipe azul. Señaló con su mentón hacia la entrada del salón.

.-Señoritas. Sonrío

.-Ivo... Realizó un saludo con la cabeza.-Bueno, está belleza se retira. Salió dejandonos solos

.-Hola. Sonreí tímida.

.-Estuve pensando, Y... Pronto cumpliras diecinueve. En fin, deberíamos de hacer una fiesta ¿Que opinas?. Negué frunciendo el ceño.

.-No. Él asintió.-No y no. Sabes que odio el día de mi cumpleaños y no lo festejó hace años. Abrazo mi espalda y luego me susurró al oído "Porfiss"
Y ahí estaba, Él siempre ganaba.
Caí rendida a sus encantos y el sonrío triunfante. Depósito un pequeño beso en mi cuello y tomo mi mano para salir hacia la cafetería.- Para que quede claro, no dije que si.

.-No puedes resistirte a mis encantos, cariño. Paro a mitad del pasillo y delante de todo el mundo me beso como si no hubiera mañana. Me molestaba demasiado ese acto de querer llamar la atención de todos, pero aún así no dije nada. Después de todo, debías de demostrarle al mundo cuanto nos queríamos. No?

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En la mansión estaban reunidos dos de las más importantes familias de Pacific Grove. Lo De la Fontaine y Los Delacroix.

Se encontraban tan felices porque sus hijos habían logrado unir más los lazos de ambas familias y así construir una indestructible alianza que perdurarian hasta el fin de los tiempos. Era obvio que el amor que sentían ambos jóvenes era lo bastante fuerte como para perdurar por años. Sólo los idiotas negarian algo como aquéllo.
Los planes a futuro estaban comenzando y todo marchaba de maravilla.

Pero, quizás no contaban con su llegada...

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