Capitulo 2

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Una carta amistosa

⏳⌛

...

—¿Seguro que estás bien?

—Sí, ya te dije —le respondió Jared a David con enojo.

Esta era la quinta vez que David le preguntaba si estaba bien. No lo estaba eso era claro, pero no pensaba decírselo a nadie. Ni a su mejor amigo que era él porque no quería preocuparlo ni hacer un escándalo.

—Bien —respondió David sin creerlo a su amigo.

Llegaron a la habitación y los tres ganadores de la carrera estaban ya con sus toallas en mano y en short listos para ir a la piscina.

—¿Qué paso? —preguntó Caín burlesco.

—Les ganamos —afirmó Ricardo riéndose.

—Soy muy lentos y eso que el elevador se paró durante unos diez segundos.

—¿Enserio? ¿por qué? —preguntó David por curiosidad.

—Sabe —respondió Ricardo—, fue algo raro.

Jared solo los escuchaba, pero no les ponía atención en realidad. Estaba sumido en sus propios pensamientos donde solo encontraba más preguntas y al mismo tiempo tenía los nervios de punta y la piel chinita porque sentía la presencia de alguien más en la habitación aparte de sus amigos. Era extraño y daba miedo a la vez, debía de estarse volviendo loco porque no encontraba ninguna explicación lógica al asunto. Se estaba volviendo un loco y eso era lo que más le asustaba. ¿Cómo era posible que la sangre desapareciera tan rápido? Aunque, alguien hubiese limpiado no lo hubiera podido limpiar a tiempo la pared y sin dejar rastro a menos que lo hubiera hecho a una velocidad que ningún humano poseía.

—Jared, iremos abajo —avisó Caín tratando de atraer su atención al verlo algo distraído.

—Bajo en un momento —respondió sin mucho interés.

—Bien, no tardes.

Todos salieron dejándolo solo en la habitación por segunda vez ese día. El chico miró a todos lados para confirmar que se había quedado solo, tomó asiento en la orilla de la cama y se llevó las manos a la cabeza.

—¿Qué me pasa?

No tuvo tiempo de pensar mucho pues su celular sonó y él rápido lo sacó de su pantalón, se levantó de la cama y lo arrojó donde segundos antes estaba sentado.

El celular siguió sonando y queriendo y no Jared se acercó para ver quién lo estaba llamando y vio que se trataba de un número desconocido y privado.

—Vamos Jared no puedes ser tan cobarde —se dio ánimos él mismo y con mucho valor presionó el botón verde y se llevó el aparato al oído—. ¿Bueno?

Un día Jared, te queda un día y todos te olvidarán —la voz era siniestra y juguetona y no se podía distinguir si era de hombre o de mujer.

—¡¿Quién eres?! —miró a todos lados buscando al culpable sin mucho éxito.

—Un día y todos te olvidarán...

—¿Qué...?

El desconocido había cortado la llamada dejándolo con las palabras en la boca. Nada tenía sentido ni los mensajes, sus síntomas, la sangre en la pared y la llamada. Nada lo tenía.

Sintió un gran nudo en la garganta y fue al baño para lavarse la cara. Una vez relajado tomó sus cosas y bajó a la piscina porque no quería estar solo. Abajo sus amigos estaban esperando una explicación de su comportamiento.

Maldecido PoR UnA FANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora