Brendon suspiró. Acababa de barrer la sala de velación hace apenas unos minutos, pues según su jefe, un cuerpo llegaría en aproximadamente una hora. Miró el reloj de su muñeca izquierda, marcaban las once con cincuenta y cinco de la noche, no tardaba en llegar.
—Hey, Brend, ¿por qué no tomas un descanso? No has dejado de limpiar desde hace dos horas.— le preguntó su amigo Spencer, el guardia de seguridad, que estaba sentado en la entrada de aquella vieja funeraria.
—No puedo Spencer, Ryan me dijo que un cuerpo llegaría en una hora y tengo que limpiar la sala.— dijo dando un suspiro— No entiendo cómo es que tú no te cansas, te mantienes despierto toda tu noche de guardia, nunca te veo dormir.
—Te acostumbras después de un tiempo. Oye, creo que ya el cuerpo ya llegó.—
Brendon volteó, y efectivamente, la camioneta perteneciente a aquel establecimiento se estacionó justo delante de ellos. Dos hombres salieron y abrieron la parte trasera, bajaron un ataúd de color negro, más largo de lo normal, tal vez será de alguien que era alto, pensó Brendon.
Los hombres tomaron el ataúd y llevaron dentro del lugar, el pelinegro se despidió de su amigo y fue detrás de ellos para indicarles dónde podrían dejarlo. Se desconcertó un poco al ver que no venía nadie más detrás de ellos. Usualmente, antes de que llegara un cuerpo, los familiares y conocidos ya estaban dentro de la sala, o venían junto a la camioneta. Pero no había nadie más. Creyó que tal vez vendría alguien más tarde.—¿Saben cuál era su nombre?—
—Lo identificaron como Dallon James Weekes , tenía ochenta años y falleció de un ataque al corazón.—
—Ya veo, ¿no tienen nada más de él? Tal vez una foto o algo.—
—Oh sí, casi la olvido, está en la camioneta, en seguida vuelvo.— salió y regresó unos pocos minutos después.
—Aquí está.—
Le entregó la foto al menor, y ahí vio cómo era. Tenía unos ojos azules hermosos, y facciones dignas de un hombre, un cabello negro y que le llegaba a la frente.
Cuando lo acomodaron, en la sala más lejana a la entrada, salieron de aquel lugar, dejando únicamente a Spencer, Brendon, y el cuerpo del fallecido Dallon. Decidió quedarse en la sala para hacerle compañía en lo que llegaba algún conocido.
[...]
Media noche, una de la mañana, dos de la mañana, tres de la mañana y nadie había llegado a acompañar el cuerpo de aquel hombre de ojos azules, y en todo ese tiempo Brendon no se había ido de su lado, se rehusaba a dejar esa alma sola. Cuando el reloj marcaba las tres de la mañana con treinta minutos entró alguien a la sala. Un hombre idéntico al de la foto, sólo que más joven, no aparentaba tener más de treinta y cinco años, era alto, demasiado, igual que el hombre del ataúd.
—Hola, buenas noches.— dijo aquel hombre, con una voz gruesa haciendo estremecer al menor, y una sonrisa de lado.
—H-hola, buenas noches. ¿Es familiar?— se golpeó mentalmente por aquella estúpida pregunta, claro que lo era, el parecido era inmenso.
—Sí, soy su hijo. Dallon Weekes, mucho gusto— tomó asiento a un lado de él, y puso su mano enfrente en señal de saludo. El menor tardó en reaccionar, pues estaba ocupado viendo los hermosos ojos que tenía, así que rápidamente y con vergüenza estrechó su mano con el otro.
—Brendon Urie, el gusto es mío.—
—¿Conocías a mi padre? No recuerdo que me haya mencionado que tenía un amigo llamado Brendon.—
—En realidad no, lo conocí hace unas horas, cuando lo trajeron. Decidí quedarme un tiempo hasta que alguien llegara, pero tú has sido el único.
—Lo sé, él no era de conocer a muchas personas. Te agradezco por quedarte.
—No es nada, lo hago con gusto.—
La noche avanzó, y los temas de conversación, a pesar de ser al azar, no terminaban al igual que las risas y carcajadas. El menor realmente no se dio cuenta del tiempo que había pasado, pero hasta que se fijó en el mismo reloj de la pared, éste marcaba las seis con treinta minuto de la mañana, exactamente tres horas desde que Dallon había llegado.
—Ah, Dallon... yo me tengo que ir, son las seis de la mañana y mi madre seguro ma matará en cuanto llegue a mi casa, así que, adiós.—
—Oh, lo entiendo, está bien, gracias por la compañía.—
El menor dio una sonrisa en forma de respuesta y salió, recogió sus cosas y justo cuando salía de aquel lugar, Spencer le habló.
—Oye, Brend, espero que la factura del teléfono no te venga tan cara.— dijo en un tono sarcástico y con una sonrisa.
—¿De qué hablas Spencer? En ningún momento hablé por teléfono.—
—Claro que sí, desde las tres de la mañana no parabas de hablar ni de reírte—
—Eso era porque estaba hablando con Dallon, el hijo del hombre que llegó a media noche, entró a las tres de la mañana.—
—Brendon, nadie entró en toda la noche— dijo su amigo con el ceño fruncido y muy confundido.— Sabes que no hay nadie mejor que yo para afirmarte eso—
El menor rápidamente regresó a la sala, y para sorpresa suya, estaba completamente vacía. Pensó que Dallon podría estar en el baño, pero él mismo había cerrado los baños mucho antes que el cuerpo llegara. Salió muy confundido de aquel lugar, tal vez había estado hablando toda la noche con el alma del fallecido, era algo que tal vez nunca sabría.
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Concurso_SAS

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Mr. Weekes - Brallon
FanfictionDesde que Brendon vio al Sr. Weekes, supo que su virginidad debía ser de él. * * * * Créditos especiales a: --SailorMoon-- BottomUrie Gracias a las dos <3.