CAPÍTULO 17

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"EL SILENCIO"

Me levanté ya algo tarde, ya eran aproximadamente las 10, pero en mi defensa es que aún estaba agotada por el sobreesfuerzo que hice antes de ayer y aún merecía descansar, además era domingo y los domingos son de dormir hasta las 11 am, o eso dice Erica.

Me duché y opté por un conjunto de buzo y aprovechando que mamá no estaba, decidí ir a una librería para comprar nuevos libros. No tenía mucho dinero, pero mis ahorros me permitirían comprar 2 libros nuevos por ahora.

En el trayecto vi a varias personas, novios, parejas, perritos y sobre todo familias.

"Domingo familiar"— pensé.

Que yo recuerde, nunca tuve un domingo familiar y creo que nunca lo tendré.

Cuando ingresé rápidamente ver los estantes llenos de libros y el olor a libros nuevos me envolvió por completo y sentí como mi si mi cuerpo volará y es verdad, los libros nos ayudan a escaparnos de nuestros problemas, no permite volar a nuevos lugares.

Estaba admirando cada libro, cada portada era más hermosa que la otra y aún no me decidía que comprar.

—buenas tardes, ¿en qué puedo servirle? — me dijo una chica muy alta, en serio, era muy alta hasta parecía jirafa, sobrado sería modelo.

—si... no en nada solo estoy viendo por ahora— dije un poco intimidada por su tamaño y quien no lo estaría si mides 1.55.

» soy una enana «pensé y una enana de las feas

—cualquier cosa que necesites estaré por allí— me dijo con una sonrisa y se marchó, hasta su caminar era de modelo. A pesar de su exagerado tamaño era hermosa, rubia, ojos claros piel blanca. Si yo fuera ella, yo sería modelo o al menos lo intentaría.

Y fue así como empecé mi búsqueda por el país de las maravillas, de mis maravillas, de los libros.

Comencé a buscar por todos lados hasta que un libro captó mi atención, me acerqué y vi que era hermoso.

"Winter, crónicas lunares - Marissa Meyer", su precio era muy elevado, si lo llevo ya no podría comprar otro.

"—hay que llevarlo, son crónicas lunares"— replicó mi conciencia.

Tu gana, hasta el nombre es hermoso, lo malo es que estaba muy alto y por más esfuerzos que hice no llegué a alcanzarlo, ya estaba por ir a llamar a la jirafa andante, perdón a la señorita, pero vi una mano tomando el libro y volteé asustada y vi a Matías.

—hola señorita—me dijo con una sonrisa de esas que enamoran a cualquier chica, pero yo no sería una de ellas.

—Hola— dije algo tímida estábamos muy cerca y sentía su aroma inundado todo mi ser.

Dios su perfume era una tentación.

—Toma, no sabía que leías— me sonreía, Dios si seguía sonriendo sería capaz de darme un golpe para ver si no estaba soñando.

Sin querer sus dedos rozaron mi mano sutilmente y sentí una sensación extraña.

—no sabes muchas cosas de mí y si me encanta leer— le contesté algo abrumada por esa sensación y bajé la mirada.

—lo sé, pero ya lo averiguaré, me voy, fue un gusto saludarte y verte obviamente— respondió me guiño y vi mientras se marchaba.

—Adiós— dije en un susurro

No sabía que leía, pero me da gusto que lo haga. O tal vez le compré libros para otra persona, pero no importa.

Me concentré en el libro y leí la sinopsis y sin pensarlo dos veces lo compré. Además, me puso de buen humor verlo.

"— Y a quien no, es un galán—" mi conciencia no tenía remedio.

Ya con mi nuevo libro, decidí regresar a mi casa. Y me lleve una sorpresa.

—hija— dijo papá

—hola papá, que sorpresa, ¿qué paso? —pregunté, hace mucho que no venía.

—no nada, solo vine a dejarles algunas cosas a tu hermano y a ti también y además creo que el otro fin de semana vendré a quedarme— dijo

—bueno, cualquier cosa avisas, ahora voy a hacer mis tareas— dije mientras subía a mi habitación. Si sé que le hable un poco frío, pero ya no sabía cómo hablarle, casi nunca está.

—¡te deje dinero en un sobre! —grito para que lo escuchara.

—¡gracias! — grité también.

Me fijé en una caja, seguro eran las cosas que me trajo, había algo de ropa, más eran cuadernos y lapiceros y eso sí que me gusta. Había notas adhesivas eso servirá mucho para mis apuntes

/// 3 horas después ///

Me sentía rara, como si algo pasará o pasaría. Deje de hacer las tareas.

Asustada llamé a Erica, Ana, Christina, pello ellas estaban bien.

Traté de tranquilizarme, pero no lo logré.

Llame a Steven y me dijo que todo estaba en orden.

Y por mi mente paso el nombre de Matías, ¿Estaría bien? No lo sabía, son pocas veces las que lo veo y creo que me gusta. Pero es solo un gusto y los gustos pasan rápido.

Mi estómago hizo su acto de presencia y sonó. Como no había comido bien, me había dado hambre, tome un poco de jugo y fruta y prepare una ensalada de frutas.

Me senté en la mesa y empecé a comer.

No tengo un bonito cuerpo, ni curvas envidiables, ni bonito rostro, ni el tamaño tenia, era un total desastre, así me llama mi madre.

Creo que por eso no tengo y ni tendré enamorado, además de que si mamá se entera me mataría. Una vez me dijo pobre el que se case contigo.

Pero no me importaba, ni busco ni buscare novio, si alguien se interesara en mí, tendría que aceptarme tal como soy.

Siempre me digo eso, pero a veces me resulta imposible creer en mis palabras y más cuando mi madre me dice que soy obesa o parezco un marrano o me pone un nombre de personajes de series o películas que tienen sobrepeso o estén gordas como peppa la cerdita.

A veces me duele que me diga eso, no puedo reprocharle nada ya que se cómo terminaría en gritos, peleas, golpes por parte de mi madre por eso guardo silencio y ese silencio me consume poco a poco. El silencio es un enemigo.

Solo una oportunidad (Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora