Una vida sin riesgos

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Eran las 12:51 de la tarde, ya pasaba medio día, suspire y solo me dedique a volver a contemplar aquella sala blanca en la que me encontraba acostada por lo visto mi enfermedad había avanzado ya que hace rato había escuchado a los doctores: 


-"si la paciente sigue en ese estado y no encontramos un donador pronto, no soportara mucho y tendremos que.........."


-"desconectarla.....lo se"


Hace dos semanas que ya me había resignado a cualquier rastro de esperanza, sabía que no encontraríamos un donador. Estaba mas que harta de que mi familia siempre que venía a verme solo reflejaban tristeza en su rostro y en momentos sus ojos se llegaban a cristalizar, sentía una gran presión en el pecho cuando eso pasaba.

Pero todo era mi culpa, por pensar que no habría riesgo alguno si tomaba un poco, total era joven y no tenía preocupación alguna por lo que me pasará y aún así decidí conducir al auto nuevo que mis padres me habían dado. Iba mas que feliz por la vida a 100 km/h o tal vez un poco más rápido.


Y termine chocando aún sabiendo que por la enfermedad que poseía no podía tomar y que debía comer cierto tipo de cosas o tomar un medicamento especial pero en ese momento no me importo, total era mi primera fiesta, me había dejado llevar y ahora lo estaba pagando muy caro.

En ese momento pensé que ya no valía la pena estar reflexionando y culparme tanto, pensando en el "si no lo hubiera hecho" ahora simplemente esperaba la hora de mi muerte.

No tardé mucho en que cerrara lo ojos, después de unos minutos me desconectaron y me llevaron corriendo en la camilla en la cuál me encontraba, no paso mucho cuando sentí que me habían puesto una mascarilla. Mis padres me dijeron que pase unas cuantas horas ahí adentro, la verdad yo no recuerdo nada.

Ya han pasado unos cuantos meses desde aquel día, en el que pensé que "la vida no tiene riesgos" ahora simplemente estoy mirando por la ventana sosteniendo y arrugando una foto vieja de mi mejor amigo y yo junto a el; una que otra lágrima caía sobre aquella foto..............Mire aquella tarde de otoño en donde las calles se llenan de hojas.

Y en un tono casi inaudible dije: 


°¡Idiota! Tenías que quererme tanto como para sacrificarte por mí, era un completo idiota°

Y sin decir más termine rompiendo en llanto.

Cuentos de una noche <Wattys 2017>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora