Chapter 3: Divagaciones.

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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen. Son obra y propiedad de Masashi Kishimoto.

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Miró a ambos lados, dudoso, y se acercó con paso ligero a la cama, mirando el rostro de su amigo durmiente: sus ojos cerrados, su piel perfectamente morena, su nariz respingona y divertida, las marcas en sus mejillas que le daban aquel aspecto zorruno, sus labios que...

"¡Para un momento! ¡Nada de pensar en los labios de Naruto!"se gritó a sí mismo el Uchiha, dándose un golpe en la cara para recobrar la cordura.

Suspiró y pasó sus dedos, con delicadeza, por el rostro del rubio, secando sus lágrimas mientras aquel incómodo sentimiento se abría espacio en su estómago.

Un sentimiento con el que se había hecho familiar no hace mucho.

Culpa.

Pero no solo culpa.

¿Que era aquello?

No tenía respuesta, todavía no.

Sin más que hacer, salió por la puerta dirigiendo una última mirada al cuerpo durmiente sobre la cama de sábanas blancas antes de salir de la habitación.Tenía que recordar llevarle algo naranja.

~º~º~º~º~

Así como la mañana se transforma en tarde y la tarde en noche, el día llegó a su fin y el sol dio paso a la luna, que brillaba, junto a las estrellas, para iluminar la oscuridad del cielo, una oscuridad que le recordaba a Sasuke aquel lugar de la mente de Naruto.

Pero no tenía nada que ver.

Aquel lugar era muchísimo más hermoso de lo que el mundo real lograría nunca ser.

Deseaba volver, cuando Naruto estuviera despierto, y mirar las estrellas junto con él, hablando de cosas sin sentido y, seguramente, recibiendo respuestas largas y con tanto sentido como las conversaciones que mantenían, y no por ello menos amenas o agradables.

Ameno.

Agradable.

Esas palabras que hacía tanto tiempo que habían desaparecido de su diccionario habían vuelto con tanta facilidad...

Ahora era un ser odiado y vigilado, una criatura que vivía una mentira, siendo su propia existencia una mentira para sí mismo.

Él, que se creía muerto cuando su hermano había caído muerto al suelo en aquel remoto lugar.

Él, que solo seguía existiendo para destruir el lugar que su hermano tanto había querido proteger, encubriendo la matanza de todo su clan.

Él, que,una vez volvió, una vez que entró en aquella mente torturada, pareció comprender lo que Naruto había sentido y lo equivocado que había estado cuando habían hablando antes de luchar en aquel lugar con las estatuas del Senju y de Madara, donde casi le arrebata la vida a su último y único amigo -si seguía siéndolo-, donde su banda de Konoha había sido arañada casi por el centro, marcándolo como traidor, sin sutileza.

Llevó su mirada a sus manos, sintiendo una culpabilidad que antes no sabía que existía, acumularse en su pecho, oprimiendo su respiración con fuerza hasta hacerla elaborada, complicada.

No solo se había equivocado una vez, sino dos.

No solo había traicionado a un equipo fiel, sino a dos.

No solo había intentado matar a una de las componentes de su último equipo, había dejado morir a otro.

Volvió a mirar por la ventana, la ANBU de la máscara de dragón mirándole con, supuso, una sonrisa divertida.

Aquella mujer le atacaba los nervios.

Sin pensarlo dos veces, abrió la ventana de par en par y sacó medio cuerpo, señalándole que se acercara. Y la ANBU lo hizo, señalando hacia los lados a sus compañeros que tomaran su posición un momento.

Cuando estuvo de pie en el marco de la puerta el Uchiha, sentado en su cama, arqueó una ceja.

"¿Que?"preguntó la mujer, confundida, casi provocando la ira del pelinegro, pero él era demasiado inteligente como para caer en provocaciones tan... "¿Quieres mi peluche de zorrito? Porque parece que te gana el insomnio"rió por lo bajo.

El chico se levantó de la cama airado y se acercó, amenazante, hasta la mujer, que no se movió ni un milímetro.

"¿Es tan entretenido molestarme?"preguntó el Uchiha, brazos cruzados en su pecho.

"Mucho" respondió la mujer, divertida, recibiendo una mirada indignada del muchacho. Decidió explicarse "Estás preocupado por el zorrito ¿verdad? Y no puedes dormir..."

"¿Que insinúas?"

Sasuke estaba bastante cabreado, y aquella mujer no ayudaba a sus inestables nervios.

"Que al fin podré tener algo de fanservice" respondió con simpleza la mujer, encogiéndose de hombros para desaparecer antes de que el kunai llegara a tocarla, dejando a un Sasuke sonrojado y enfadado a su marcha.

El Uchiha se llevó las manos a la cabeza, furioso consigo mismo.Estaba haciendo aquellas estupideces mientras Naruto seguía durmiendo, inconsciente, y nadie sabía ya que hacer para traerle de vuelta. Tsunade, aunque algo decepcionada, había dicho que sería natural, que despertaría cuando tuviera que hacerlo y no antes, que ya lo había hecho hacía apenas dos días, pero a él aquello no le servía.

Tenía tantas cosas que decirle, que preguntarle. No podía esperar por lo que podrían ser semanas hasta que el estúpido despertara de nuevo, porque por muy genio del combate y el instinto que fuera el rubio, para él siempre sería un cabeza-hueca.

Miró al cielo de nuevo, con determinación, apartando las manos de su rostro y apoyándolas en el marco de madera de su ventana antes de mirar de refilón a la figura durmiente de su compañero de equipo.

Si Naruto había hecho todo lo que había hecho para traerle de vuelta, él haría lo mismo, o incluso más si debía hacerlo, para traerle de vuelta.

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Cortó, pero necesario.

Gracias por leer.

La Técnica del Díos del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora