Te amo Yuu...

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Al llegar a su casa Yuta se dirigió a la cocina y para mi sorpresa empezó a preparar mi platillo favorito, me resultó obvio el hecho de que había planeado con antelación mi visita, ya que los ingredientes para esa receta son difíciles de conseguir, aquello de alguna manera me hizo sentir muy especial y contento, me acerqué para ayudarlo y por un momento platicamos y reímos como antes.

Al sentarnos a comer, le agradecí y disfrute cada bocado como si fuera la primera vez que digería una exquisitez así, inclusive cerré los ojos para degustar ese manjar, al abrirlos me di cuenta que Yuta me observaba extasiado, con un aire de ternura y satisfacción.

-Has logrado sonrojarme, en verdad que eres un estupendo cocinero

Yuta me sonrió ruborizado, agradeció y me dijo.
-Quiero pedirte una disculpa, no debí haberte besado, sólo respondí a un deseo que tenía desde hace ya algún tiempo, debo confesarte que me enamore de ti... no sé cómo pasó, nunca antes había experimentado una emoción así por un hombre, no soy gay, y me pregunto cómo es que pude enamorarme así de ti... Es algo que me ha perturbado durante meses, no sé qué decirte, no sé cómo explicarlo, sólo te pido una disculpa, de mi parte nunca va a volver a suceder, pero tampoco quiero distanciarme de ti, aunque si ese fuera tu deseo, para mi pesar tendré que aceptarlo.

-Yutaka, no sé qué decirte, yo estoy igual o más sorprendido que tú, nunca me espere que sucediera algo como esto, aunque te quiero mucho no puedo aceptarlo, pero por lo mismo no deseo distanciarme de ti, no quiero perderte, dejemos todo como si nada hubiera pasado y continuemos donde se quedó nuestra amistad, ¿te parece?... Sabes que salgo con Tsuki y no puedo engañarla- asintió y observe un dejo de resignación en su rostro.

Platicamos un rato más sobre temas del trabajo y más tarde me despedí y me dirigí a mi casa.

Pasaron los días y recupere al Yuta de siempre, los dos hicimos como si esa pelea y ese beso hubiera sido sólo un sueño, aunque las salidas a comer habían cesado, ahora podíamos bromear y hablarnos como si nada hubiera pasado.

Con la banda todo marchaba de maravilla, el disco estaba casi terminado.

Recuerdo el día de la sesión de fotos, mandamos a fabricar 2 tipos de ropa para escoger el estilo que íbamos a adoptar en ese disco, Yuta fue el primero en salir para la sesión de fotos, estaba algo nervioso, llevaba un atuendo negro, su cabello estilizado, la pintura negra en sus ojos los hacía lucir más profundos, empezó la sesión y el fotógrafo le daba indicaciones para acomodarlo en las poses que necesitaba, eran poses muy sensuales y aunque diferían mucho de su carácter las realizaba de una manera muy natural.
Al verlo en ese momento recordé el sabor de su pequeña boca entre mis labios, la intensidad de nuestras respiraciones que se elevaba cada vez más, llevándonos a un estado de éxtasis cada vez mayor, sin darme cuenta me empezó a excitar aquella escena combinada con mis pensamientos, así que me voltee para irme al camerino en el que estábamos arreglándonos, pero para mi sorpresa Takamasa estaba detrás de mi observándolo exhorto y deleitándose con sus movimientos, pase junto a él y ni siquiera se dio cuenta, eso hizo que me preguntara, ¿Hasta dónde habían llegado él y Yutaka? ¿Sería acaso que Takamasa estaba reviviendo una escena como la mía en su cabeza?

-Eso no tiene por qué importarte, ¿acaso no quedaste en ser sólo su amigo?- me dije a mi mismo, pero ese pensamiento no me ayudó a sentirme mejor, ni a quitarme los celos que para mi pesar sentía.

Me quedé observando aquella escena desde el camerino, pero ahora me distraía más Takamasa observándolo durante la sesión fotográfica, veía cómo se deleitaba y saboreaba cada uno de sus movimientos, como si acabara de degustar un delicioso manjar, aunque no lo quisiera, esa situación me tenía completamente celoso.

Cuando las heridas sanen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora