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Su rostro estaba lívido tanto así, que parecía una hoja de papel, lo que es algo anormal en Oliver, debido a que siempre luce una piel bronceada, en cambio hoy había perdido su color, inclusive estando expuesto a la poca luz solar del nefasto día.
Con su mano toco suavemente su cabeza y acaricio su cabello, que le llegaba hasta sus hombros, de una tonalidad negra similar al cielo norturno, para reanimarse como si este intento le devolviera su espíritu, se sentía como un total estúpido encerrado entre las paredes blancas de la habitación, preguntándose ¿cual es el motivo de que se metiera en cada oportunidad, en un conflicto mas grande, y a su vez en una idea que le parecía inaccesible?, ¿era acaso idiota?.
En cierta parte la culpabilidad era persistente en el, pero el rencor parecia que lo consumiese desde lo mas profundo, fue víctima de la insidia y de la traición, lo habían inculpado por trafico de drogas y armas, agreciónes a un empleado de un bus, el mismo que le había acusado era uno de los que tenia como unos de sus mas fieles socios.

-Ese maldito infeliz.-Se quejo tratando de controlar su enojo.

Sin embargo ya era un caso perdido en estas alturas, consiente de lo que te tenia asegurado detrás de la puerta, sus decisiones que lo conduciron a un estado tan deprorable, se acomodo en la cama y examino el lugar.
Estaba con una bata de hospital, tapado con las sabanas tan blancas al igual que la nieve, y sus ojos cansados observaban débiles el techo del sobrio hospital. Respiro tranquilo al verse en un sitio que le diera por lo menos, en aquellas circunstancias un sentimiento de regocijo, luego del accidente y incontables decepciones en un tiempo tan corto.
No obstante esto se vería interrumpido, por la visita de un dos policías, que no parecían cambiar en ningún momento la seriedad de sus expresiones.
-Hola soy el Policia Gonzalo y vengo hacerle unas preguntas, sobre lo que le ha pasado hace unas semanas atrás.

El hombre que le hablaba no era al igual que el típico oficial, que si no es un viejo que evidentemente posee muchos años de experiencia, es un hombre de mediana edad, de ojos penetrantes y de un cuerpo robusto. Este en cambio a pesar que cumplía el primer cliché, su imagen no se acercaba en lo mas mínimo, su cuerpo era tan delgado que las ropas que llevaba, le quedaban demasiado anchas para poder cubrir su diminutas extremidades, el cabello de un color castaño con canas, y su voz suave como la de una mujer.
-Queremos saber todo lo ocurrido, ya que estaba acompañada por Abby, una de las traficantes mas buscadas, por asesinato supongo que ya lo sabrá.

Hablo la policía que a diferencia de su compañero, el uniforme no le quedaba grande, su rostro estaba libre de maquillaje, y llevaba una modesta cola de caballo. La apariencia de la mujer, estaba bien cuidada mucho mas a comparación al policía Gonzalo.
Se acerco a mi cama de hospital, con la misma expresión.
-¿Que hacia usted, con Abby ese día?.
-Estuvimos tomando una taza de café, ¡vamos! somos ambos traficantes, ¿que cree que hacíamos?-.Contesto con sarcasmo.
-Tienes que decir todo lo que sucedió, ya que podrían disminuirte la condena.
-De todas formas si digo algo, ¿a quien crees que mataran, a penas salir de prisión?, ¿que es lo que me garantizan?.
-Te brindaremos protección, cuando termines de cumplir tu condena, pero si no hablas tendrás otro delito por cómplice-Aclaro la dama.

Oliver miro prolijo a la mujer, sus ojos la analizaron desde lo mas hondo de su ser, algo que en ocasiones recurrentes hacia, por su apariencia señalaba que era una mujer estricta, fanática del orden, y muy trabajadora , de hay a que deseara ejecutar su labor con la mayor eficiencia, explicando su actitud tan insistente con el.
Los ojos de ella, estaban enterrados en su figura, observando cada uno de sus movimientos, tratando de ver cada indicio de duda o inseguridad. Lo mejor que podía hacer Oliver era una sola cosa hablar.

-Ella simplemente me ordeno, que siguiera sus instrucciones, sin hacer preguntas de esta forma yo me quedaría, con el negocio, por ese motivo me encontraron en el auto estrellado.
-¿Cuales eran esas instrucciones?.
-Tenia que conseguir una camioneta, unos pasajes de avión, y de la misma forma lo tenia que hacer un empleado suyo, que nunca llegue a conocer sin embargo, poseímos las mismas "misiones" de Abby, ya que ella insistente deseaba irse antes de que fuera demasiado tarde del país, de este modo conseguiríamos despistar a alguna persona, porque según ella la estaban buscando, no por los otros crímenes.
-¿Nunca le intereso saber la razón?.
-Realmente en ningún momento tuve iteres suficiente, era propio de Abby pelearse con gente igual o menos poderosa que ella, supuse era por algún acto de venganza de un enemigo reciente, o algo

-¿Menciono algo sospechoso?.

-Nada fuera de lo común, hablo de los negocios y me explico como debía encargarme de todo el asunto, no menciono nada sobre donde iba o si regresaría, lo mas seguro que su plan actual es eliminar los testigos supongo.

-Por otro lado, por lo que sabemos usted ha estado involucrado, en las drogas y su distribución desde joven y así conoció a Abby, estableciendo una relación intima, ¿como es que alguien que posee, ese tipo de vinculo acabe sin saber nada del otro?, tomando en cuenta que fue la ultima persona que hablo con esta mujer.

-¿Relación intima?, ¿que clases de fuentes se ha basado señor?, recién me entero que teníamos una relación tan profunda-.Dijo reivindicando su derecho a hablar.

-Eso es lo que dice, pero muchos afirman que mantuvieron una relación de pareja, ¿como puede explicar eso?.

-Por lo que yo se a lo mas que llegamos fue a un polvo, no a conocernos a tal magnitud, eramos mas personas que se acostaban cada mil años, eso no es precisamente la relación que me describe. Fuimos pareja no lo negare, pero ya ha pasado un tiempo el suficiente como para darme cuenta, que somos mas amigos con derecho, que una pareja monógama.

-Fue el ultimo con quien hablo, ¿tiene alguna de donde podría irse?-Comento por ultimo la oficial.

-No tengo la menor idea quizás con el tiempo que ha pasado de mas que este ya fuera del país, pero lo mas probable es que halla dejado a alguien aquí.

-¿Dejado?-.Pregunto curioso el anciano.

-Tener sus "ojos" en esta parte del continente, sabe no importa que tan capaz seas, siempre dejaras huellas detrás de ti, ¿a oído eso? no me extrañaría luego de tantos años manejando dinero no hubiese ocultado un poco en algún lugar del mapa.

Tras decir esto la luz del sol ilumino el rostro de Oliver, resaltando en su semblante sus ojos verdes, y las heridas producidas por el choque, desde sus manos hasta sus pies vendados, le hacia lucir deplorable, con tantos moretones, en su cuerpo débil casi inerte, sin embargo esto no era tan grave, para Oliver porque no pasaría mucho tiempo, para que acabara en un lugar nefasto, y el lo sabia perfectamente, la prisión iba a convertirse en su nuevo hogar, luego que que se llevara a cabo el juicio.

Un instante casi inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora