Cuenta una leyenda japonesa acerca del hilo rojo que une a dos almas destinadas, no importa cuán tenso que ponga, este nunca se rompe. El amor es más que un hilo, es una cadena. El hilo se puede romper con la delicadeza de rozarle con el filo de una daga, en cambio, la cadena es fuerte, demasiado poderosa, está hecha de diamante, nunca rompible, siempre unida. Así es el amor. Se construye con eslabones lentos, pero importantes, cada uno cubriéndose en un baño de diamante que se vuelve parte de la historia de dos enamorados y conforma lo que será su destino, juntos. Esta cadena permanecerá siempre. Jamás se separa, ni con la muerte.