ÚLTIMA SONRISA

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Mi último recuerdo feliz coincide con el comienzo de mis recuerdos mas oscuros; aquella noche.
Aquella noche mi madre invitó a cenar a todas las estrellas del firmamento para probar la deliciosa barbacoa de mi padre. La noche estaba estrellada. Sonaba Swan Lake de fondo (música clásica). Mi padre decía que la carne con un poco de música armoniosa, bailaría con el fuego y saldría en su punto.
Yo estaba en mi columpio de siempre. Uno que había puesto mi padre en la terraza para que yo pudiera pasar el rato y tomar oxígeno siempre que quisiera.
No me estaba columpiando aquella noche. Solo estaba reposando, sentado y viendo a mis padres ir a la cocina, volver.. hacer la mesa, poner el vino, cubiertos, el pan cortado, y finalmente la carne que ni tiempo dio a probar (apuesto a que estaría en su punto por ser obra de mi padre). Finalmente la sal...maldita sal. O a lo mejor no es culpa suya. Pensándolo bien, aunque a mi madre no se le hubiera olvidado el salero en la cocina, aquellos individuos habrían irrumpido de igual forma..
Segundos antes de sentarnos en la mesa, mi padre le invita a bailar a mi madre. Nos lo estábamos pasando genial. Yo me lo estaba pasando genial. Era único. El momento. Nosotros. La sonrisa de mis padres. Las estrellas. El baile. Y ella a carcajadas se apartó dándole un beso. El beso. Y le dice de ir a por el salero en lo que él ponía la carne en la mesa...

Tragedia. Un grito. Sacudida de platos, ollas, y todo lo ruidoso que puede resultar una cocina en pleno ataque. La recuerdo a ella volviendo, corriendo, llorando, con un corte de cuchillo en el brazo, diciendo a mi padre que me sacara de allí y que echáramos a correr...
Obviamente un hombre locamente enamorado no dejaría a su familia tirada.
Sí, debería protegerme. Pudimos haber intentado largarnos... pero el intento habría sido un fracaso y el resultado el mismo...
Algo me colapsó. Pudo ser el susto..
Seguía sentado en el columpio, mirando, sin parpadeo, sin respiración, casi sordo tras el tiro que dejó caer a mi padre, y la maquina de hacer barbacoa de por medio abriéndole la cabeza tras chocar con ella mientras caía..
yo seguía sentado, inmóvil, quería gritar por tanta salvajada y tantos sucesos dañinos para mi visión y cerebro pero simplemente el dolor, y el susto podía conmigo... yo era un espectador, ante un público salvaje y que parecía no importarles mucho mi estancia allí..

Intensidad [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora