Capítulo 8

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«RODORIO»

El caballero de la onceava casa, después e tomará una relajante y reconfortante ducha, salió con rumbo al pueblo que se situaba a los pies del Santuario, para su fortuna el recorrido a través de los templos fue rápido incluso en el de Escorpio, donde su guardián seré encontraba en sus aposentos, se hizo notar aumentando un poco su cosmos para que Milo le permitiera el paso.

Ahora se encontraba sentado bajo la sombra de un árbol que se encontraba  un poco alejado del pueblo con un libro en manos, el cual había adquirido en una librería algo rústica que había llamado su atención por el aspecto que desprendía de tener libros antiguos, conclusión que no había sido errónea entre los cuales  uno había llamada su atención, era un libro cuyas páginas parecían hechas con pergaminos algo amarillentas por el paso del tiempo, con ambas tapas en color negro de un material que no lograba identificar, pero lo que más llamo su atención fue el símbolo que había en la portada, que era una estrella plateada con la inscripción  «YOURS EVER», que al leerla en voz baja sintió un escalofrío recorrer su parte espalda a la vez que la escena con el Dios del inframundo volvía a su  mente tiñendo de un tenue color carmín sus pálidas mejillas con el libro en manos se dirigió al mostrador para pagarlo sin saber de que trataba, después de pagarle a la anciana mujer que atendía fue como decidió sentarse baja un árbol para así poder leer aquel extraño y misterioso libro que había captado su atención. Lamentablemente aún no había leído siquiera la primera página, tan sólo se encontraba acariciando con la yema de los dedos de su mano derecha la estrella que sobresalía de la portada del libro que descansaba en sus piernas.

No entendía que era lo que estaba pasando, puesto que entre más intentaba olvidar la escena suscitada con el Dios está se volvía más difícil de borrar de su mente e incluso provocaba que sus mejillas se tornaron de un hermoso tono carmín, suspirando con cansancio decidió regresar al Santuario para dormir un poco pues su aspecto no era el mejor, sabía que en ese momento realmente necesitaba descansar sumando que al parecer  Saga y Shura estaban preocupados por su comportamiento al regresar a la recepción para los espectros después de haber escoltado al Dios de estos  su respectiva alcoba, sabía que querían preguntarle si está bien pero agradecía él que no lo hubieran hecho ya que no sabría que responder al igual que les agradecía el hecho de que le brindarán apoyo con una sutil sonrisa en su rostro y es que a pesar de que tanto el Patriarca junto a los Santos de la cuarta y doceva casa hubieran fingido lealtad a Hades, no eran visto como traidores como lo eran ellos tres, motivo por el cual les regresó la sonrisa para decirles que estaba bien, con dichos pensamientos se levantó de donde minutos antes estaba sentado para dirigirse de regreso al Santuario.

«Habitación de Hades».

Al sentir el cosmos de su ángel alejarse, dejó el libro que tiempo atrás se encontraba leyendo, no pudo evitar una sutil curvatura en sus labios provocando con ello un minúscula sonrisa, sabía hacía donde iba, el pueblo a los pies del Santuario sabía que lo sucedió entre ellos ocupaba y confundía la mente de Camus, lo que este desconocía es que al revivirlos para la guerra santa él Hades Rey del Inframundo había creado un vínculo por la simple curiosidad que este mortal había causado en él, y es que incluso a pesar de que regresarían como enemigos al Santuario puedo ver un brillo inmenso que tal como apareció se extinguió en esos ojos cuál zafiros, quería saber que era lo que había provocada tal suceso en el considerado el caballero más frío de toda la orden de Athena, lamentablemente no supo el motivo más sin embargo este pequeño vínculo provocó que sensaciones desconocidas surgieran en él, a pesar de haber muerto de nueva cuenta el vínculo se mantenía no quería romperlo quería conocer todo lo que escondía tan bello ser.

«Casa de Aries»

El primer guardián de las doce casas se encontraba pensativo con respecto a las actitudes de los guardianes de la tercera, décima y onceva casa, y es que cuando Camus regresó de escoltar al Dios del inframundo parecía pensativo no es que dudará de la lealtad de esos tres es que algo lo intrigaba sobre todo cuando Saga y Shura se acercaron al Aguador los tres cruzaron miradas mientras los dos primeros le sonrieron y asistieron con la cabeza cuando Camus les devolvió la sonrisa, no quiso comentarlo a ningún otro caballero porque eso no significaba algo malo ¿Cierto?
Era suficiente con los problemas que mantenían con el octavo y quinto custodio desde que volvieran a la vida, es por eso que los mantendría vigilados para evitar algún suceso desagradable en un futuro, por el resto del día se dedicaría a descansar.

«Casa de Virgo»

El hombre más cercano a Dios se encontraba en su ya tan normal pose de flor de loto, reflexionando todo lo ocurrido desde que volvieran a la vida, en especial el trato que recibían los tres Santos que perdieron su honor al realizar la técnica prohibida, él sabía los motivos que estos tenían y los comprendía pero al parecer nadie más lo hacía ni siquiera el siempre neutral Mu, quien también sabía sus motivos e incluso era quien había visto las lágrimas de sangre que derramaron sus almas, pero era muy poco lo que él podía hacer mientras todos los demás no lo notarán, con este pensamiento abandonó la posición en la que se encontraba para adentrarse a la parte privada del sexto templo.

«ENTRADA DEL SANTUARIO».

En la entrada del Santuario se encontraba el segundo caballero de Géminis, el ex dragón marino, el gemelo menor de Saga, Kanon quién venía de el templo del Dios Poseidón donde fue a pedir el perdón de la deidad y los que en un pasado fueron sus compañeros de armas, lo cual le fue concedido al igual que su puesto por si en algún momento quería regresar, con ese asunto resuelto regresó al Santuario con un peso menos, cuando se disponía a poner retomar su andar contempló la figura que se encontraba a su lado con un libro en su mano derecha, típico de él pensó.

-Camus, veo que sigues siendo un aficionado a los libros-comentó con una sonrisa ladina.

-Así es Kanon, me alegra ver que te fue bien a juzgar por tu sonrisa o ¿Me equivoco?-respondió con voz neutra, al revivir Kanon se acercó a todos a pedir perdón y él no era nadie para juzgarlo cuando también pasaban por lo mismo.

-Si, estas en lo correcto, ¿Cómo han estado las cosas por aquí?

-Igual, sino es que algo peor, a los traidores nos tocó hospedar a los espectros, por cierto en Géminis se quedará el primer juez.

Kanon ante tal declaración hizo una mueca de desagrado, Radamanthys lo había perseguido por todo el inframundo para luchar, realmente seria incómodo tener que verlo todo el tiempo, todos estos pensamientos acompañados de diversas muecas y gestos que provocaron en Camus una leve sonrisa tal parecía que el gemelo no estaría tranquilo con su querido huésped.

-Será mejor subir Kanon, se hace tarde.

Al escuchar la voz neutral tan característica del Aguador soltó un bufido de fastidio por tan bonita sorpresa y asintió con la cabeza comenzando el trayecto que conducía a las doce casas.

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Hola, cumplí aquí otro capítulo espero que sea de su agrado, Kanon volvió ¿Qué hará Radamanthys?, como ven ya van apareciendo más personajes, tal vez muy pronto nuestro querido cubito comenzará a derretirse ante el hermoso de Hades.

Camila_acuario gracias linda por leer mi historia espero que sea de tu agrado y cualquier cosa me dices vale.

Eso es todo por el momento y gracias por leer y comentar.

El amor de Hades ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora