El comienzo de todo al fin

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Todo comenzó hace 6 inviernos, yo era una jóven muy valiente, y con una insaciable sed de aventura. Nunca fuí de quedarme a coser, cocinar o limpiar como lo hacia mi madre.
Yo era la mayor de dos hermanos, mi pequeño hermano Max y yo, tan diferentes y tan unidos.

El era el jóven mas bello, delicado, inteligente y perspicaz de todo el pueblo. Mi padre siempre dijo que él habia nacido para ser consejero de un rey y yo para ser una guerrera.

Mi padre... Hijo de un soldado real y una sirvienta, esa historia se repitió para él y mi madre. En sus mejores momentos fue un soldado excepcional, pero decidió alejarse de todo eso cuando mi madre le dió la noticia, un bebé en su vientre, una familia de la que cuidar.

Desde ese momento mi padre renunció a todo aquello que lo alejaba de su amada y se convirtió en minero, se transladaron a un bello pueblo, y allí criaron a su primer hija, yo.
Cuatro años después su amor dió frutos otra vez, y Maximilian llegó a la familia.

Todos decian que el primer hijo varón de Aloys y Elena cuidaría de su hija mayor, pero la verdad es que fué al revés. Max era tan delicado como un cristal y yo era hierro puro, el era la inteligencia y yo la fuerza, el llevaba un diario con millones de anotaciones sobre razas, magia, historia; y yo llevaba siempre una pequeña bolsa con cosas necesarias para defenderme y sobrevivir.

Tan pequeño y tan sabio, mi hermano Max.

El tiempo pasó y juntos el pequeño Max y yo nos ayudabamos y completabamos el uno al otro. Nuestros padres eran felices, nosotros eramos felices, en fin todo era perfecto.

Mis aventuras comenzaron a ser más y más peligrosas, ya que mi madre ya no podía recorrer grandes caminos por si sola y mi padre siempre estaba trabajando.

Caminaba de un pueblo al otro comprando cosas necesarias, escuchando historias para luego volver y contarlas a mi familia.

Tiempo después no solo hacía mandados para mi familia sino también para los ancianos del pueblo, y de esa manera conseguía algunas piezas de oro u otras cosas de valor.

Recuerdo un viaje que cambio mi vida, mi primer viaje de un día.
Era primavera y mi padre queria regalarle algo a mi madre, un colgante de esmeralda con forma de corazón, pero no queria solo comprarlo, quería hacerlo con sus propias manos, el problema era que siendo minero, y trabajando tantas horas no podia conseguir los materiales sin que mi madre sospechara, por esa razón me envío a mi.

Todas las primaveras se hacia un festival, comerciantes de todos lugares ponian sus puestos para que todos se acercaran a comprar aquellas cosas que en otras circunstancias no podrían conseguir.

Hechiceros vendiendo posimas a cambio de cualquier cosa de utilidad como cabellos, piedras o partes de un difunto; semi orcos vendiendo armas pesadas que solo ellos podían hacer. Druidas, hadas, medianos, elfos, semi elfos, y más.

Mi hermano me advirtió de aquellas criaturas, de las cuales yo tenía poca, casi ninguna idea de su existencia. Asi de ignorante era.

Mi padre, sabiendo eso, solo me dijo "no te desvies de tu camino, no muestres tu dinero hasta llegar al puesto de los enanos, de ninguna manera hables con extraños por más amigables que parezcan, ten mucho cuidado"

Historia de una guerrera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora