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sentimientos y desorden olvidadizo.
viernes 3:36 pm
idiota: más vale que tu fiesta sea genial.
saskia: lo será y se arruinará en cuanto llegues.
idiota: ouch, eso duele ):
saskia: oops.
idiota: me pones triste, un viernes.
saskia: bien.
idiota: te arrepentirás de eso.
saskia: lo dudo.
idiota: solo espera.
(...)
7:26 pm
Noora y yo nos introdujimos en mi casa, tratando de esconder cualquier objeto de valor para la fiesta de esta noche. Convenientemente, Milla y mi madre habían ido para el fin de semana para visitar a mis abuelos. Se suponía que debía ir, pero tenía "deberes" que habían cambiado mi agenda. No pasaba nada con beber un poco, y tomar un descanso de mi maldito libro de química.
Cerramos la zona de arriba, donde la mayoría de las habitaciones están. A pesar de que el nivel inferior era diminuto, el patio trasero era enorme. Había tenido suerte de tener una noche clara y fresca, en vez de las tormentas que continuaban bombardeando los fines de semana. Encendí las luces de feria afuera, y estaban bastante bien establecidas.
Sólo había invitado a los Penetrators y otros dos buses, pues no me encantaba la idea de tener demasiada gente en mi casa que sólo iban a acostarse, beber y fumar. La nevera estaba llena de cervezas y había puesto algunos recipientes llenos de patatas fritas en la mesa. Estaba todo listo para esta noche. Lo necesitaba.
Los ojos de Noora estaban pegados al espejo mientras ella aplicaba su lápiz labial profundamente rojo sobre sus labios. El timbre sonó, y me levanté para atender la puerta. Allí estaba el resto de las chicas y otro grupo al que había invitado. La silenciosa casa se llenó rápidamente de ruido, y me sentí mucho más relajada ante su conmoción.
La gente agarró las cervezas y alguien conectó sus teléfonos a un altavoz, haciendo explotar música a través de toda la casa. Dejé la puerta desbloqueada, sin molestarme ni siquiera en intentar oír el timbre de la puerta para que otros llegaran.
Tomé una cerveza y caminé sobre el resto de las chicas. Todas ellas se sorprendieron al verme finalmente no tan tensa como yo solía ser. Ya podía oler el usual aroma de marihuana corriendo por la casa. Demonios, sólo habían pasado minutos desde que dejé entrar a todos.
