11. Menudo beso

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Responde al beso sin pararse a pensar, cerrando los ojos, dejándose llevar por esos labios que devoran los suyos con un ansia inesperada. Pero es que ese efusivo beso, le está haciendo sentir tantas cosas, que apaga cualquier curiosidad por saber quién es la chica que la está besando. Joder, es imposible resistirse a un beso así. Es la primera vez en su vida, que un simple intercambio de saliva, produce ese hormigueo incontrolable por todo su cuerpo.

Menudo beso, me da igual si esta tía es un cardo, besando así, se lo perdono todo.

Pero el beso se rompe por la falta de oxígeno de ambas, y sintiendo como sus labios están hinchados y anhelantes de más, abre sus ojos lentamente, queriendo descubrir quién es la dueña de esos labios que la han besado como nunca antes. Su corazón se salta un par de latidos en cuanto sus ojos enfocan esas azules y brillantes esferas con las que tantas y tantas noches ha soñado. Su cuerpo vuelve a quedarse inmóvil, y su mente grita sin parar, ensordeciéndolo todo.

¿Clarke? ¿Clarke acaba de besarme? Oh joder, no puede ser ¡Clarke acaba de besarme! Y joder... ¡menudo beso! ¿Y ahora qué? ¿Qué digo? Vamos Lexa, piensa rápido, di algo ¿Pero el qué? Hola Clarke, soy Álex, sí, Álex Woods, la niña que cuidaste y se enamoró de ti ¡Cómo vas a decir eso, imbécil! ¿Me ha besado por qué me ha reconocido? Sí, claro, Lexa. Te ha visto y ha dicho: Uy mira, si es Álex, voy a acercarme y a plantarle un morreo porque sí. ¡Eres idiota! Deja de pensar y di algo, aunque sea hola, joder – pero su boca parece estar desconectada de su mente, dificultando esa tarea - ¡Claro que sí! sigue callada y mirándola embobada como una gilipollas, es la mejor solución para que no piense que eres una niñat...

- Perdona por esta intromisión tan espontanea – la ronca voz de Clarke, esa que tanto ha echado de menos, interrumpe sus pensamientos, acallando a su mente de golpe – La pesada de mi amiga ha prometido limpiar mi casa durante dos meses si me acercaba a ti y te besaba de esta manera.

Clarke sonríe mirándola a los ojos, unos ojos verdes que por un momento le resultan muy familiares, acrecentando ese hormigueo que ha sentido al besar esos carnosos labios. Y es que encima de tener un cuerpazo de infarto, esa castaña, que ahora la mira fijamente sin decir una sola palabra, tiene unos labios que incitan al pecado, y unos profundos ojos verdes, que pese a la tenue luz del local, se puede ver perfectamente lo preciosos que son, unos ojos que siguen resultándole de lo más familiares, creando una extraña, pero adictiva sensación.

Pero Lexa no reacciona, su boca sigue sin estar por la labor de pronunciar alguna palabra, y es que su mente se ha quedado tan en blanco al verla, que en ese preciso instante, está segura de que ha perdido hasta la capacidad de habla.

- Me llamo Clarke, ¿tú cómo te llamas? Me gustaría saber tu nombre para poder disculparme en condiciones – la rubia sigue sonriendo, pero después de unos segundos, en los que esa chica sigue observándola fijamente sin decir nada, su sonrisa cesa y empieza a ponerse más nerviosa. Muy bien, Griffin, acabas de hacer el ridículo más grande de tu vida. La pobre chica no sabe cómo decirte que no está interesada ¿Qué esperabas? No hagas más el imbécil, conserva un poquito de dignidad, anda. Despídete cortésmente, gírate y vete. Vamos ¡vamos! – Lo siento, no debería haberte abordado de esta manera. Ya me voy, te dejo tranquila, adiós – y sin más, corta sus miradas y se gira, sintiéndose completamente avergonzada. ¡Rubia, eres imbécil! No deberías haberlo hecho, ya no tienes edad para hacer estas cosas. Dichosa Octavia y sus estúpidas ideas.

Pero cuando esa conexión de verde y azul se rompe, Lexa por fin reacciona, dejando actuar a su cuerpo sin pararse a pensar. Agarra el brazo de Clarke y tira hacia ella, haciendo que la rubia vuelva a girar sobre sí misma. Alcanza su mejilla con la mano y vuelve a estampar sus labios, dejándose llevar en otro apasionado beso, en el que esta vez, Lexa lleva la iniciativa. Entrelaza sus lenguas en la boca de Clarke sin querer separase de ella, sintiendo ese incontrolable hormigueo que hace temblar cada parte de su anatomía. Para Clarke, ese segundo beso, es aún mejor que el anterior. La lengua de Lexa invade su boca de la manera más deliciosa posible. Joder, en la vida me han besado así. Dios, me tiemblan hasta las piernas, creo que voy a perder el equilibrio en cualquier momento como siga besándome de esta manera.

Alex's NannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora