Se que no volverás. Se que estás por algún lado. Pero que no volverás. Tengo tu jersey, tu libro, tu pulsera. Pero eso no hará que vuelvas. Y te echo de menos. Echo de menos verte sonreír cada día. Echo de menos cuando me cogías en brazos para abrazarme. Te echo de menos y esas montañas te quitaron de mi camino. De este mundo. Y te echo de menos. Y el corazón pesa, cada vez más, cada día un poco más.
Dicen que cuando pasa el tiempo se te olvida el rostro, la voz, de la persona que se va. Pero tú, dragoncito, jamás te vas de mi mente. Tu voz, tu sonrisa, tu cara, no desaparece. Cada día se hace más presente.
Un mes, y contando, los días que hace que no estás, y los que me quedan por subir a verte.
