-¡Odio cuando haces eso!
-Si claro Grace, siempre es mi culpa.
-Y si, soy tu esposa ¡Hombre! Al menos deberías tratarme bien, por lo menos en público.
-Eres una idiota.
-Vete al diablo.Lo mismo de cada noche en la cena. Mis padres se odiaban, pero seguían juntos, según ellos... "Por mi". Por el bien de mi salud mental y si tanto se preocupaban por mi, deberían separarse.
Solía soportar, solía secarme mis lágrimas y decir -Okay, estoy bien- , y continuar.
Pero esta noche no era así, necesitaba aire. Así que mientras ellos seguían discutiendo, salí sigilosamente por la puerta trasera.Tome la calle del Kiosco Klarcs, el único lugar donde conseguía los alfajores Oreo que tanto me gustaban y que eran un antidepresivo para mi.
De camino pensaba en Ethan. Esto era lo que hacia mi vida miserable, pero ¿y lo suyo? Yo solo comía chocolate y estaba mejor, pero él recurría a drogas de inicio. O por lo menos lo que yo sabía... Tal vez además de la hierba le gustaba algo más fuerte ¿Heroína? ¿LSD? ¿Metanfetaminas?Seguí derecho por la calle de Klarcs, y a la vuelta de la esquina se encontraba el gym donde entrenaba Stronhold.
Pero jamás creí que pasaría lo que sucedió esa noche.
Ethan estaba sentado en la acera, con la expresión tan vacía y sombría.
Tomaba una pequeña cerveza, y fumaba su cannabis.
El olor invadía desde mitad de calle.. Era asqueroso.
No entiendo como hay gente que le gusta, que lo hace por placer.Aún con el estómago revuelto, fui y me pare delante de él.
-Ethan?- dije, aún sabiendo que era él.
Alzó su rostro y me miro a los ojos. Escondió la hierba detrás de él.
-No esperaba verte- dijo sorprendido.
-Ni yo...- suspire y mire hacia lo lejos.El silencio era incómodo.
-Aún estoy lúcido.
-Ya sabia que fumabas.
- Maldito Harrins, le partiré la cabeza.
-No, él no me dijo nada.
Sus ojos perplejos... Quería saberlo todo. Pero yo no quería quedar como una entrometida.
Al fin y al cabo, le termine explicando que lo había oído cuando compró. Arruine mi reputación de nuevo.
Pero ya había echado mi dignidad a la basura cuando dije que él me gustaba, así que ya nada importaba.Me senté a su lado. Él no se atrevía a mirarme a los ojos.
Recuerdo la electricidad que corrio por mi cuerpo al tomar su mano, le levante la barbilla y obligándolo a que me mire a los ojos le dije dulcemente.
-Por qué haces esto Stronhold? Teniendo tantas cosas buenas en tu vida, te refugias en esto... Yo sé que muchas personas piensan que la droga es una salida pero...-él apretó mi mano más fuerte, y luego comenzó a llorar.
-No digas nada, te lo suplico.
-Lo siento, no quería decir nada que te ofendiese.
-No, Craft, no. El problema es que nadie entiende realmente.
- Tal vez, si quisieras hablarlo conmigo... Sería mejor.
-Por mucho tiempo, supe que solo necesitaba alguien con quien hablar. Alguien que me escuche sin juzgarme. Alguien que me dijera que todo estaría bien... Que sea un sostén para mi.
- Stronhold, sólo el cielo y mi almohada saben cuánto anhelaba hablar contigo, ser útil y de ayuda. No quiero solo saber y ya. Quiero ayudarte. Pero no soy una superficial... Si te vieran hablar conmigo dañaría tu reputación.
-Te espero mañana en el Café Minks.
-¿Qué?
-Lo que oíste, ahora no puedo ni quiero explicarlo. Mañana.
- Está bien.
-7 pm. Café Minks.
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¡Oh No! me enamore de un superficial. [Editando]
Short StoryEthan Stronhold es un sexy deportista de la secundaria Lincol, capitan del equipo de fútbol, miembro de lo que yo llamo "el club de los superficiales", con una belleza alabada por mujeres, hombres, niños y niñas, e incluso animales. Y yo soy Belin...