A long time ago

568 42 3
                                    

Hace mucho tiempo hubiese sentido placer al estar en ese lugar. Ahora no le quedaba nada más que el recuerdo de aquella sensación…

Ya no tenía nada de eso en su vida.

¿Entonces por qué se le veía sonreír? ¿Por qué continuaba como si nada hubiese pasado?

No era más que el deseo de ser igual que él. Aunque ya no pudiese consigo mismo, aunque su alma fuese desgarrada cada que le soñaba… Mentiría si dijese que no lo necesitaba, y es que había fingido que su muerte no lo afectaba, fingía que su vida seguía…

¿Cómo seguir cuando ya no hay nada que salvar?

Hace mucho tiempo hubiese ido a ese lugar con una sonrisa en el rostro.

Sus piernas temblaron ante la nostalgia de imaginárselo ahí, a su lado, mirándole como si fuese una especie de Dios, algo que no merecía tener… Aunque fuese totalmente lo contrario.

Hace mucho tiempo no habría venido sólo.

Él amaba ir a ese lugar cada que el cielo se volvía gris, amaba dibujarle con las grisáceas olas como fondo. Eran situaciones raras, pues Malibu era un lugar de sol.

Pero en ocasiones, como si el lugar supiese que era necesario, se nublaba, como si supiese que estaban cansados, como si se verdad supiese que necesitaban un respiro… el ambiente se tornaba gris, un gris que Steve no podía ignorar.

Al contrario de cualquier otra persona, ellos salían a la playa, con esas nubes grises y el fuerte viento, era ya costumbre, no necesitaban palabras solo miradas.

Nunca necesitaron palabras.

Los años nunca afectaron lo que sentían, las peleas nunca menguaron sus promesas de amor y estaba seguro que nunca, por nada del universo eso hubiese cambiado.

No cambio cuando Steve se cruzó justo antes de que la bala se clavase en su pecho...

Hace mucho tiempo, cuando el frío del lugar comenzaba a tomar fuerza, él hubiese sido cubierto por los brazos de alguien ajeno.

Nada pudo hacer cuando le vio cubrirle en un abrazo, le protegió de todo daño, no sabiendo que Tony hubiese preferido recibir esos 5 disparos antes que verle morir a él.

Fue solo cuestión de segundos, fue descuido, fue la felicidad que los atrapó, les obligó a olvidar quienes eran, que enemigos habían creado...

Fue el día de su boda.

Los recuerdos del blanco puro llenándose de rojo brillante, las sensación de la sangre en sus manos, la sangre de su marido.
Nadie pudo hacer nada.

El lugar, antes lleno de risas y música ahora estaba siendo reinado por caos y un solo
llanto.

El llanto de Anthony de Rogers.

Hace mucho tiempo, al llegar a casa después de haber ido a esa playa, hubiese tenido una de las mejores noches de su vida, así como todas, porque si Steve estaba a su lado las convertía, con su palabras melosas que en secreto lo sonrojaban, con esos besos adormilados que le dedicaba, con el amor que le profesaba.

Hace mucho tiempo era feliz.

Frost and rosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora