Al pasar dos semanas, la chica suspiró con cansancio. Le había dado tiempo a sacarse todas las asignaturas con buena nota después de andar la mayor parte de las tardes trasteando de un lado para otro del club. Era como perseguir a una manada de gatos a la hora del baño.
Hizo su maleta, ya que irían a la preparatoria de Shinzen por su amplia gama de campos y canchas. Metió todo lo necesario para su estancia de una semana. Si le hacía falta algo, solo tenía que pasar media hora en metro hasta su casa.
Besó las mejillas de su padre, que le despidió con un puchero. No quería que su hija se fuese a ese complejo rebosante de testosterona.
Por lo menos estaría su hermano para partir cráneos si se diera la ocasión. Ella vestía un body rojo de tirantes y de espalda abierto, unos pantalones cortos, la chaqueta serigrafiada con el nombre de su escuela y su cargo en el equipo y unas zapatillas deportivas. Su hermano vestía con la ropa deportiva, y fueron al metro.
A ella ya le había avisado su amigo que estaban llegando. Con su reflejo en el cristal de la puerta, se hizo una trenza de raíz. El calor en Tokyo ya estaba arreciando.
Bajaron del vagón, andaron hasta la superficie donde se encontraron a los compañeros de Nick saludándolos.-
-¡Hey hey hey! ¡Cuanto tiempo, Cassie!.- con hiperactividad empezó a dar vueltas alrededor de ambos.- ¿Nicko, a que Kendall es la verdadera reina de la familia? ¡Le da mil vueltas a Kylie!.- suspiraron al mismo tiempo el colocador y ella.
-Hola Bokuto-san, Akaashi-san.- hice una reverencia respetuosa. Entraron y preguntó donde se alojaban los de Nekoma, tendría que compartir habitación con todo el equipo. Con la bolsa deportiva en el hombro, y caminando con soltura, no se dio cuenta de como la observaban.
No con miradas muy agradables, eran entre curiosas y lascivas. A veces le causaba mucha repulsión que la miraran como un trozo de carne por el simple hecho de ser una mujer.
Al llegar al edificio oeste, escuchó los gritos insistentes de Yamamoto y se dio cuenta de que era su sitio.
En la gran habitación, estaban todos eligiendo los futones y sitios donde iban a ponerse.
-Yo al lado de Kenma, si puede ser.- dijo con timidez. Era el único tío que no tenía la intención de invadir su espacio personal.
Este levantó la vista de su consola, sonrió perezoso y volvió a enfocarse en su partida.- ¿Como llevas al guerrero? ¿Nivel 33? Debes de subirlo hasta el nivel 40. Ahí podrán hacer ataques súper guays combinados el mago y el guerrero.--No sabía que jugabas a este juego. ¿Porque nivel vas?.- preguntó el rubio con interés.
-Creo que tengo al mago en el 44 y al guerrero en el 50.- sus ojos brillaron de emoción.-¿Nos conectamos esta noche con la opción multijugador? Me gusta patear traseros online.- este asintió enérgicamente.- Ahora chicos, pongan sus cosas en un lateral de la habitación. A la noche pondremos los futones para dormir. Vamos, al gimnasio.- Todos chillaron con esa energía que les salía desde las entrañas, y caminando llegaron a la parte trasera.
Al entrar se escuchaba el chirrido de los zapatos contra el suelo encerado. Los rebotes, el olor a naftalina, sudor y plástico caliente. Localizaron A los entrenadores y estos concertaron los distintos partidos.
Todo cambió cuando escuchó esa voz que nunca había logrado olvidar.
-¡Iwa-chan!.- le pasó el balón y este remató con un golpe seco. Se veían tan geniales ambos... ¡Concentrate en tu equipo!.
-Vamos, toca correr alrededor de la cancha para calentar.- estos asintieron y empezaron. El primer partido fue contra uno de los equipos mas hoscos de todos.
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Te odio, pero te quiero (Haikyuu!!)
FanfictionElla pensaba que todo era de color rosa cuando salía con el popular colocador de Aoba Johsai. Ese hormonado chico de primer año de preparatoria. Pero todo cambió de la manera más cruda, logró partir él corazón de la chica. Dos años han pasado desde...