Te odio, pero te quiero (Haikyuu!!)

Quinto Capítulo

¿Qué ocurre, Trashkawa?.- dijo por décima vez la estrella del equipo. A veces se preguntaba varias veces como continuaba siendo amigo de ese idiota. Viendo como el popular capitán estaba con cara de pocos amigos y gruñendo como un perro rabioso. En eso entraron Matsukawa y Hanamaki.

-¡Delante mía, ese enano líbero de su equipo le ha pedido una cita a Cassie!.- haciendo una pataleta, continuó. El pelirrosa y el pelinegro se miraron intentando ignorar el hecho de que ese pre universitario se comportase como un bebé consentido.- ¡Se supone que yo era el que la iba a dejar estupefacta con Kasamake, no ella a mi!.- cruzó los brazos alrededor de su pecho y soltó un bufido agudo.

- Teniendo en cuenta el sex-appeal que tiene nuestra Cas, es normal que tenga a tanta gente detrás. ¿No era ese el que le ayudó con las botellas? Se veían bien juntos.- dijo el pelirrosado para aumentar la rabieta del mayor con una sonrisa torcida. Issei viendo por donde iban los tiros continuó el pique de su amigo.

-Bueno, seguro que al final de la cita por tradición se dan un beso.- puso morros de pez tirándose de manera dramática encima de Hanamaki. Este lo cogió al vuelo.- << Cassie-san... Un besito, porfis>>.- continuo con su teatrillo mientras Iwaizumi contenía una risa incontrolable.

-Cassie, te la esta devolviendo y me estoy divirtiendo con ello.- dijo Iwaizumi con una sonrisa poco amigable a su amigo. El capitán tenía la cara más roja que el uniforme gatuno de la molestia y soltó un grito entre gallos frustrados que hacían que sonase más ridículo aún.

-¡Iwa-chan!.- colocó su mano en la cara con un gesto dramático. Y el aludido chasqueó la lengua con molestia.

A la mañana siguiente, el equipo estaba revuelto entre silbidos y gracietas varias, ella estaba avergonzada y pegando al capitán con insistencia. Y el colocador tenía las mejillas coloradas que lo ocultaba encorvado mirando a su psp para obviar él barullo que se venía encima.

- Estabais tan lindos los dos juntos, Kems se te pegó como el gato convenido que es.- río por lo bajo. Ella continuó dándole golpes al pelinegro ante la sonrisa poco apta que se le formaba en los labios.- esta noche... ¿porque no pruebas conmigo?.- le guiñó su único ojo extrañamente visible haciendo que se ruborizase.

-¡Tetsuro, para!.- dijo exaltada mientras se mesaba la melena y entraba en la gran sala del desayuno. Ignorando a su amigo, fue a por su comida, encontrándose con la tal Kasamake engarzada del brazo del capitán de Aoba Johsai. Ella hablaba con continua insistencia y él estaba callado, en las nubes.- ¿Podríais moveros? No alcanzo el arroz.- dijo hosca. Los dos la miraron al mismo tiempo con sorpresa.- Bueno, a ver si no hablamos el mismo idioma. ¿Me dejáis pasar, pareja?..- ambos se retiraron sin decir una palabra y ella alcanzó lo que quería para irse con un chasquido de lengua.- Te voy a matar, maldito gato negro.- masculló viendo como él chico lo observaba con burla.

Se sentó en una de las esquinas coincidiendo con uno de los de Karasuno. Al parecer era el peliplata calmado y feliz. Ignoró la cara indignada de Kuroo al ver como había optado por abandonarlo.

-Buenos días, Cassie-san.- dijo el chico una radiante sonrisa, los humos se le bajaron ante esa muestra de afecto tan simple pero a la vez muy bonita.- ¿Qué ocurría?.

-Buenos días Suga-san.- sonrió al joven de manera amable.- Esta noche he dormido a la vera de casi veinte tíos hormonados, y me puse al lado del más tranquilito, el problema llego, que como es un maldito felino de los que de vez en cuando busca cariño, se me pegó como un caramelo de dulce de leche y estos cabronazos nos sacaron unas cuantas de fotos.- suspiró escuchando la risilla de fondo del rematador de tercer año.- Ya encontraré una manera de torturarlos.- la sonrisa cínica afloraba en su boca. Oh si, Cassandra sabía bien cual era la debilidad de cada uno y explotarla hasta el final. Era una maldita sádica, y no se arrepentía de ello.