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Faltaban veinte minutos para aterrizar, comencé a estirar mis piernas y brazos, pero me quedé mirando a la azafata acomodarse el pelo y salir de adelante del pasillo

- ¿No me pasarás tu número?- le consulto cuando paso a mi lado.

- Claro, anota. 

Todas caen después de un par de juegos tontos. Saco mi celular del bolsillo y la miro atento.

- Vale, te dicto de a poco- dice con calma y yo sólo asiento- Doscientos...- comienzo a marcar- Años son los que vas a tener que esperar si quieres mi número. 
La veo caminar erguida, lanzandome un beso antes de desparecer.

AZAFATA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora