Ya van dos horas de viaje y mi estómago pide comida, busco con la mirada a alguna de las azafatas. Levanto mis manos al aire haciendo unas señas, observo como el bombón irritable se acerca a mi.
- ¿Desea algo?
- A ti, pero estás trabajando.
- Habló en serio- dice frustrada.
- Yo también lo hago.
- Entonces, ¿no desea nada?
- Sí, bombón de chocolate- levantó mis cejas insinuando.
- Eso no está en el menú.
- Está bien, entonces...
- Dígame.
- ¿Decirle qué?
- Lo que me quiere decir.
- ¿Y qué le quiero decir?- consultó, luego coloco mis audífonos y veo como la azafata camina acariciando sus sienes.
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AZAFATA
Historia CortaPobre azafata le tocó atender a la pesadilla de cualquier persona. #GRIS