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Una de las azafatas, pero estoy seguro que no fue el bombón habló por el micrófono diciendo que abrochemos nuestros cinturones porque el avión está por descender. 

La cabeza del viejo me tapa la ventanilla y no puedo ver el paisaje de Londres.

Cabe aclarar que el avión descendió antes de que me ponga el cinturón de seguridad y no me di cuenta.

Busqué con la mirada a la azafata y no la vi, hasta que apareció corriendo las cortinas y abriendo la puerta de salida. Todos formaron filas, apretándose entre ellos y yo me senté, esperando fastidiarla una vez más. 

AZAFATA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora