Lágrimas en mi rostro es lo que resalta, aunque me hundía en mi propio orgullo, siempre me sentí amado porque estabas tú, que irónico ¿no?. Verte sonreír era como ver una película, el mundo se detenía a tu alrededor y solo te veía a ti, feliz, segura... pero ya no más, esos días finalizaron. Caímos tan bajo que nuevamente a causa de nuestro orgullo, ya no hablamos.
Esas largas horas de risas, amor y felicidad hablando por teléfono, donde cada uno nos contábamos que hicimos en el día, que hacíamos en el momento, que haremos al día siguiente siempre dejándonos saber los ansiosos que estábamos porque llegara el próximo día para poder vernos, abrazarnos e incluso besarnos... pero ya no más, como todo el mundo, por miedo al fracaso, dejamos de intentarlo. La motivación y el deseo estaban, pero algo lo impedía y era el miedo a volver a ser lastimados.
ESTÁS LEYENDO
VACÍOS ENCONTRADOS
PoesiaSin rencores, te he escrito estas cartas. Estés, donde estés siempre te amaré... pero sólo recuerda: La vida sigue y ya no estás en ella; porque desde tu partida, estos escritos son lo más cercano a mi corazón.