VII

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Pasaron dos semanas desde que me desmaye, me había enterado de que el lugar donde me había despertado era el castillo del reino, y que la mismísima Reina Glenda III dio la orden de que me llevaran a la Zona de Recuperación que se encuentra en el castillo. Al parecer ella estaba interesada en mis poderes mágicos y quería hablar con migo en privado para cuando me haya recuperado.

Por obvias razones me encontraba nervioso y ansioso... iba a tener una reunión privada con La Reina de Winterwitch, la persona más importante del reino... claro, solo con La Reina ya que no existe ni un rey de este reino.

Les explicare, antes, en la realeza, existía la familia noble, compuesta por: El Rey, La Reina, El Príncipe y La Princesa Glenda, pero una noche un ser misterioso entro en el castillo y sin hacer en menor ruido aniquilo a todo ser vivo que se encontrara presente en ese momento y lugar, pero por suerte, La Princesa, no estaba en ese sitio, por lo que ella se convirtió en la única heredera del trono. Y de a poco recluto nuevos Caballeros, también el reino consiguió nuevos Magos Guardianes, etcétera, de esa forma reemplazando los lugares que quedaron libres tras las muertes de esos funcionarios del reino.

...

Volvamos a la historia...

Una vez recuperado, me encontraba vistiéndome, poniéndome ropa que la reina ordeno que dejaran para mi. Esas vestimentas era de fina ceda, muy costosas si se la llegaba a romper en lo más mínimo, como por ejemplo... si le hacia un corte pequeño a una de las mangas obviamente por accidente.

Mientras me encontraba poniéndome los pantalones, que por cierto era una tortura el tratar de acomodarlos en mis piernas, note que alguien se acercaba a mi.

-Buenas tardes. Me saludo una joven de dulce voz, me di la vuelta para ver quien me hablaba y la vi, era la autentica Glenda III, ella... era hermosa, tenia el cabello castaño claro, largo hasta los hombros, sus ojos eran de un peculiar azul zafiro, su sonrisa era divina, vestía un precioso vestido de seda rosada y blanca, con broches y botones de oro y plata, y en su cabeza llevaba una especie de tiara hecha de oro puro y pequeños diamantes, era curioso, esa pequeña corona brillaba tanto con el reflejo del sol del atardecer que entraba por las ventanas de la Zona de Recuperación que me hacia acordar a mi propio Espíritu Angelical, no me sorprendí de que ella me pareciera hermosa, pues era muy joven... hubo un momento de incomodo silencio, hasta que ella decidió mirar hacia mi parte inferior (todavía trato de saber porque dirigió su vista hacia esa parte), y exclamo . -Oh, disculpa, creí que ya estabas vestido. Sin entender, yo también mire hacia abajo y me sonroje al ver que no me había terminado de poner los pantalones, y se podía ver claramente mi entrepierna cubierta por mi ropa interior.

Me apresure a tapar mi miembro para que no este a simple vista, La Reina se dio  la media vuelta y me dijo:

-Cuando termines de cambiarte, sal de este lugar y pídele a uno de los Caballeros o en su defecto a uno de los Magos Guardianes que te lleven a la salida, tu familia debe estar deseando verte, ya que desde la ultima visita de tu tío y tus primos han pasado dos semanas, lo que tenga que hablar con usted puede esperar.

Misión Eclipse LunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora