-Puedes irte libremente, no te lo reprocharé. Haz lo que quieras, de todas maneras nunca quisiste un futuro. – Su voz, a pesar de parecer estar tranquila, estaba cargada de un inmenso dolor y una incomprensible cólera.- Por supuesto que podemos tomarlo con calma, e intentar mantenerlo plantónico, claro. Y ahora no puedes distinguir si realmente soy irónica.- Escupió sin pelos en la lengua y con cierto sabor a sarcasmo.
Apretó los puños dolorosamente y mantuvo el cuerpo tenso, sin permitirse ni por un solo segundo observar la figura del muchacho, que luchaba contra todo para continuar ahí y terminar con aquello. No, no podían seguir así, no podían estar juntos cuando él poco a poco iba desapareciendo por completo, conforme la otra iba metiéndose más en el corazón de Ebba, y ocupaba su lugar.
Y lo sabía perfectamente, sabía que él no era de allí, que era sólo parte de su alocada imaginación, alguien de otra realidad que le daba una única razón para sonreír, y pesar de eso, no podía evitar enojarse al punto de querer romper en llanto por la impotencia. Le puso la mirada en blanco, esperando su respuesta.
-Cuento mi verdad, no hace falta entrar en pánico.- Pronunció todo lo firme que quería parecer.- Me pides que no le pongamos una etiqueta a esto, y el que está sufriendo más por tu egoísmo soy yo, todo porque quieres que siga siendo divertido, porque quieres correr con libertad, ser libre, como yo.- Mantuvo unos largos segundos en silencio para poder desatascar las palabras de su garganta.- ¡No me hagas reír! ¿Ser libre? ¿Me lo dices en serio? ¡Todo este tiempo lo único que he podido hacer es llorar por tu culpa! ¡Tengo subidas de fiebre, cada vez se me llena la cabeza de ruido blanco con más frecuencia, y ya encuentro hasta habitual que desaparezca parte de mi cuerpo por largos periodos! – Ya no soportó más, y las lágrimas fluyeron, pero nunca se escuchó ninguna mantener contacto con el frío suelo.- Yo siempre pensé que era ese tipo de fuego en el que podríamos arder juntos, pero me equivocaba. –Se golpeó débilmente en la cabeza, cansado de todo eso.- Pero que tonto soy. Se suponía que tenía que haber hecho esto fuese más romántico.
- Tove...
- Pero ahora da igual, porque está ella, ¿no?
-Cuando te pregunté me dijiste que estabas bien, por la razón que fuese.
-¿¡De verdad crees que voy a estar bien si la persona que amo me está reemplazando?!
Se mantuvo un odioso silencio. Tenía razón. Siempre la tuvo, y ahora no es capaz de contradecirle.
-Desde que te conocí, todo este tiempo, pensé que eras la chica más cool de este mundo. Aún lo sigo pensando, después de todo lo que me has hecho sufrir.-Se quedó unos segundos buscando las palabras correctas, jugueteando con sus dedos que poco a poco se iban desvaneciendo.- Te amo, Ebba. -Fueron las últimas palabras que le silbó al oído, antes de dejar esa habitación que siempre estuvo ocupada por una única persona. Fue estúpida. Era verdaderamente idiota, y ahora había perdido lo único que le quedaba. Calló rendida al suelo, desahogándose por fin de aquellas opresoras lágrimas.
-Sí, soy una chica cool.-Sonrió amargamente, apretando más en su puño el pequeño bote de pastillas.
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Imaginary friend #CloudAwards
Short StoryEbba sólo es una chica común y corriente que no se va a dejar pisotear por nadie. Y por mucho que el mundo sea una mierda, lo tiene a él, que la hará soñar, por siempre. -No sé, yo supongo que es como una voz en mi corazón, recordándome que no hay n...