Ebba se frotó en la mejilla golpeada. Aún le escocía un poco después del guantazo que le había dado Elsa, sólo porque le daba igual lo que ella consideraba un problema de extrema importancia.
El dinero. Sí, el dinero.
Pronto no tendrían nada, y estarán en la banca rota. Corrijo, están en la bancarrota. ¿Y Por qué? Porque, al parecer la jefa de la tan importante compañía de seguros no podía tener por novia a su secretaria.
Admite que fue en parte culpa suya, ya que, fue ella la que la besó en mitad de una calle supuestamente vacía. Pero, ¿y ella que sabía que alguien las estaba vigilando? No es algo así como un genio mágico, ni tampoco tiene un ojo en la nuca. Joder, echó a perder las cosas frente a los flashes de una cámara.
Sacó uno de los cigarrillos de su bolsillo y lo prendió, absorbiendo el tóxico humo, con el que creía que podría hacer desaparecer todas sus preocupaciones, en vano. Toda la casa estaba destrozada. Cristales rotos, muebles bocabajo, utensilios de cocina clavados por doquier, objetos de gran valor hechos pedazos... La ira se apoderó de ellas y ahora sólo había rastros de arrepentimiento.
Con un agotador esfuerzo, se abrió camino ante el destrozo y salió a la azotea, donde la lluvia empezaba a empapar sus ropas y el frío viento calaba sus huesos. El agua empezaba a disolver la sangre que emanaba de las heridas de sus pies descubiertos, algo a lo que no le prestaba más atención que el mero conocimiento de que estaba ocurriendo.
-Solo porque esté presente, no significa que me olvidé de ti. – Le explicó a la nada, aunque iban dirigidas al que nunca existió y siempre estuvo, hasta aquel momento.- Pensaste que estoy rodeada, pero, cariño, hago la mayor parte sola. – Ya había pasado el tiempo, y con ello había aprendido a dejar las lágrimas filtrarse y salir afuera como bellas joyas.- Todo este tiempo, la gente ha venido, pero yo los he alejado. Y todos han seguido hablando, sé lo que dicen. ¿Y bien? ¿Qué me dices de ti?- dejó salir de su cuerpo un largo suspiro mezclado con lamentos acumulados por los años.- Es cierto, te cambié por cosas que no valen ni una décima parte de lo que tú me importabas. Y ahora lo único que escucho son quejas, en vez de gente preguntándome cómo se siente cuando todo lo que construí con sangre, sudor y lágrimas simplemente choca.
Tiró el cigarrillo a uno de los charcos del suelo, y lo pisó con toda la rabia de su alma, logrando sólo que su piel se hiriese más aún. Ahora todo era de color negro, y sólo había dolor por dentro y por fuera de la puerta. Se encerró en una pequeña habitación y lo único que logró fue ahogarse de su propia agonía.
Luchó por conseguir hacer realidad sus sueños, sin darse cuenta que caminaba en línea recta a sus más profundas pesadillas, pero ahora ya no habrá nadie que la tome del brazo y le señale el camino correcto, porque en tan sólo el primer paso, hizo que se desvaneciese en recuerdos amargos y cenizas sabor a tierra, que nunca lograría limpiar de su paladar. Echó a perder todo, con tan sólo el sonido de los flashes de una estúpida cámara.
Se tiró al suelo, apoyando su espalda en las incómodas barandillas, sintiendo como el reloj que marcaba su ida de ese mundo pronto llegaría a la hora acordada.
-Yo sólo quería que siguiéramos igual...- La amargura se volvió a adherir a los pocos recuerdos que le quedaban de él.
Y fue así, como en uno de los días a finales de un Octubre cualquiera, perdió todo, como hace ya un tiempo atrás, le perdió a él, frente a los flashes de una cámara.
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Imaginary friend #CloudAwards
Short StoryEbba sólo es una chica común y corriente que no se va a dejar pisotear por nadie. Y por mucho que el mundo sea una mierda, lo tiene a él, que la hará soñar, por siempre. -No sé, yo supongo que es como una voz en mi corazón, recordándome que no hay n...