✿Untouchable: Charapter 1

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- Vamos, te vendrá bien salir un rato.

- Que no quiero.

- Levántate.

- No.

-¡Jean , no seas así!

- Fuera de mi casa.

Gerard se llevó las manos a las caderas, observando atentamente y con algo de cansancio a su amigo peliazul, quien estaba tirado en el sofá de la sala de estar. Ya llevaba unos seis o siete minutos intentando hacer que Jean se levantase del sofá para que los dos pudiesen salir a dar una vuelta y despejarse, pero por lo visto era él el único que tenía ganas. Jean sólo tenía ganas de dormir. De todos modos Gerard no pensaba darse por vencido, era un cabezote de primera. El peliazul también.

- Mira, como no te levantes juro que quemaré todos tus discos de Green Day - Le amenazó el menor.

Jean abrió uno de sus ojos antes que el otro como siempre solía hacer cuando se despertaba de mal humor. Al final, con pereza y desgana, acabó por levantarse de una buena vez.

- Te odio, que lo sepas.

- Deberías tratarme mejor, soy tu único amigo.

- Y que desgracia.

- Oye, eso me ha dolido. - Dijo con un tono dramático, llevándose la mano al pecho. Tenía que intentar que Jean se animase de algún modo. -Mi corazón está roto.

- Eso quería. -Le respondió de vuelta-Es tarde y estoy cansado Gerard, me da igual si te quedas, pero no tengo ganas de salir.

El rubio dejó largar un suspiro mientras asentía. Bueno, aquello no era exactamente lo que había pensado pero era mejor que dejar al chico completamente solo de nuevo. Jean se incorporó en el sofá, llevándose las manos a la cara por unos segundos antes de levantarse y poner rumbo a la cocina.

- ¿Veremos una película?

- Hoy hay un maratón de películas de miedo, así que sería buena idea. - Respondió desde la cocina, mientras buscaba en los armarios en busca de comida basura. - Diablos, debería hacer la compra...

- Tranquilo, traje comida.

Al escuchar aquello Jean caminó de vuelta al salón, echándose a un lado de Gerard en el sofá. Instantáneamente el rubio se movió un poco hacia el otro lado.

- ¿No te traerá eso problemas?

- La compré al venir, no la traje de casa. - Respondió el rubio con naturalidad.

Por su parte Jean no lo decía con tanta tranquilidad, realmente se preocupaba por él. Ambos se preocupaban el uno por el otro con la misma intensidad.

- ¿Te ha vuelto a hacer algo?

- No, lleva unos días ocupado en la oficina así que no tienes que prestarme vendas. -Dijo riendo, intentando restarle importancia.

- Sigo sin entender porqué no aceptar venir a mi casa a vivir.

- Quiero valerme por mi mismo, Jean...

-Podrías pagar parte del alquiler -Le volvió a proponer como por vigésima vez aquel año -, así sería justo y te estarías apañando bien.

Al ver que al rubio se le torció un poco el gesto no pudo evitar largar un suspiro, acercándose a él con suavidad, intentando no ponerle nervioso.

El peliazul acabó por quedar sentado frente a Gerard, inclinando su cuerpo hacia delante para apoyar una mano en el reposabrazos del sofá y con la otra acariciar suavemente la mejilla del chico. Poco a poco Jean acercó su rostro al del ojiazul, quien comenzó a respirar con algo más de velocidad cuando juntó los labios de ambos y la mano de su mejilla se deslizó hasta la cintura. El chiquillo acabó por girar la cara.

-J-jean, no puedo, y-yo... -Comenzó a balbucear mientras intentaba escurrirse hacia algún lado. -Por favor...

El peliazul volvió a su postura original, maldiciendo internamente su poca paciencia por haber asustado a Gerard. Aun así, una parte de él se sentía decepcionada...

-Es difícil aceptar que me quieres cuando casi ni me dejas tocarte, aunque sea un simple beso de un par de segundos. -Al ver el rostro del chico se apresuró a aclararle -Te quiero y sé que no es fácil para ti, pero, es difícil.

Gerard no dijo nada al respecto, simplemente se acurrucó contra el sofá algo más serio de lo normal. Jean sabía que tocar aquel tema era conseguir que el rubio estuviese algo tocado durante un rato, por lo que decidió no insistir.

-Como sea, veamos las películas.

-Sí...

Poco a poco Gerard iba aguantando mejor la cercanía con Jean, pero no tanto como a ambos les gustaría. Realmente el que el rubio no soportase el contacto físico era un fastidio para ambos.

Stay Don't GoWhere stories live. Discover now