No puede ser. ¿Qué haces tú en mi universidad? No, no vengas aquí.
-¡Clara, tiempo sin vernos! - Exclamó la rubia mientras se acercaba a ella con una sonrisa en el rostro.
Clara le devolvió la sonrisa, aunque no fue tan amplia como solía serlo tiempo atrás. Cuando estuvieron frente a frente Bea la abrazó con fuerza, dejando a la castaña algo trastocada.
No me toques, no me abraces.
-Yo también me alegro de verte. -Le mintió. -¿...pero qué haces tú aquí?
-Vine a verte, me traje las maletas para dormir en tu casa unos días y ponernos al día después de cuatro meses sin vernos.
-Podrías haber avisado...
-Y lo hice, te mandé varios mensajes y me dejaste en visto. - Le respondió la ojiverde, cruzandose de brazos.
-No recuerdo haberlos leído, pero como sea, te ayudo con las maletas.
Bea se apresuró a depositar un beso en la mejilla de la castaña, demasiado cerca de la comisura de sus labios, mientras que esta tomaba una de sus maletas para ayudarle.
-¿Vives sola?
-No, comparto piso con un chico.
-Vaya, ¿y es guapo? - Preguntó, alzando las cejas.
-No tenemos ese tipo de relación, Bea. -Le contestó, a sabiendas de en qué sentido iba su pregunta.
-Entonces no habrá problema en que duerma contigo, ¿No?
Clara se tensó por un instante ante la idea de dormir con la rubia los días que esta hubiese decidido pasar ahí. La idea de tenerle tan cerca durante tantas horas le provocaba una mezcla de nerviosismo y pena.
- Siempre y cuando no te muevas mucho ni me des patadas, claro está. Si no, irás derecha a dormir al sofá.
-No te lo crees ni tú. -Le respondió la rubia riendo.
-¿Huh? ¿Perdona?
-Eres demasiado protectora como para eso, lo más seguro es que acabásemos al revés.
-Sigue soñando.
Bea dejó escapar una pequeña risita más, mientras que la ojiazul maldecía por dentro todo ese tiempo que habían pasado juntas. La conocía bien, demasiado.
Tras unos diez minutos de caminata en los que charlaron sobre los amigos en común que tenían y que la castaña llevaba tiempo sin ver, además de ponerse al día con algunos asuntos menores, llegaron de una buena vez al piso.
-Hay un cartel fuera de mi habitación, no te será muy difícil encontrarla. Mientras dejas tus cosas voy a arreglar un poco el salón. -Dijo Clara.
La ojiverde desapareció por el pasillo en busca del cuarto de la castaña, mientras que esta se dedicaba a ordenar los sofás y los papeles que tenía desperdigados por ahí, intentando traer algo de orden.
Al acercarse a la basura se dio cuenta de que había una notita pegada en el frigo que supuso, era de Andy.
«Mi teléfono ha muerto así que te dejo esto escrito. Me voy de viaje, así que por desgracia no podrás ver mi cara bonita por tres días. Una pena, ¿No?
Saludos tu queridísimo Andy»
Este tío es tonto.
-¿No decías que no tenías nada con él? -Dijo una voz femenina a sus espaldas.
-Es un idiota sin remedio, ni caso a la nota.
Dicho aquello tomó la notita entre sus manos y después de haberla hecho una bolita, la lanzó a la papelera junto el resto de papeles.
-¿Entonces tenemos la casa sola?
-Sí, sólo vivo con él.
Una sonrisa aparentemente angelical se colocó en el rostro de la rubia, que alargó su brazo para acariciar con cuidado la mano de Clara, entrelazando los dedos de ambas.
No.
La castaña no dijo nada al respecto, tan solo la miró a los ojos, rogándole con la mirada que no hiciese aquello, aunque ella no apartaba la mano.
Tampoco se hizo hacia atrás ni se apartó cuando el cuerpo de la más alta de las dos se acercó al suyo, pegandose demasiado al punto de acabar abrazadas y con la cara de la ojiverde en su cuello.
De la nada, sintió como un pequeño beso era depositado en su clavícula, subiendo poco a poco en un camino de besitos hacia su oreja.
Mierda, mierda, mierda.
-Bea, no creo que... Mgh...
El autocontrol de Clara iba desapareciendo a cada segundo que pasaba y aquel mordisco en su cuello, junto a las caricias en los muslos por parte de la rubia de ojos verdes terminaron con él.
Bea tomó su mano, conduciéndola lentamente hasta su propia habitación para echarla sobre la cama y posicionarse a cuatro sobre ella. Clara se sentía como un muñeco sin voluntad, a nada de perder la cordura y dejarse llevar por completo por aquellos labios que tiempo atrás le habían vuelto tan loca.
-Estás muy guapa, Clara. - Susurró, mientras apartaba un mechón de pelo de la cara de la nombrada.
-...gracias, supongo.
-Aunque tu forma de ser no ha cambiado nada.
Estuvo a nada de responderle, pero los labios de la ojiverde la callaron antes de que pudiese decir nada.
Incluso pensó en apartarse, pero el tacto de los carnosos labios de la contraria era tan suave y nostálgico que se le hacía imposible.Después de sentir por partes iguales que algo dentro de ella se unía y se volvía a romper, comenzó a corresponder de forma tímida.
He vuelto a caer.
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Stay Don't Go
RomanceVarias pequeñas historias. Aviso que habrá contenido heterosexual tanto como homosexual.