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Desde el día en que mi madre y yo tuvimos esa intimidad en mi habitación, no he vuelto hacer nada para perjudicar a ese señor. Los días pasan como si fueran horas.
Pasa rápido el tiempo, hoy cumplo ocho meses de embarazo y hoy nos dan la sentencia del juez.
Y aquí estoy frente al espejo de cuerpo completo, con uno de mis mejores vestidos y unas sandalias de piso, si me pongo tacones besare el suelo y mejor no me arriesgo.
Ingrid ya está lista con su traje de abogada, se ve muy guapa y con su cabello rubio aún más.

—¿Estas lista? — pregunta Íngrid desde la entrada de mi habitación.

—Si ¿Cómo me veo? — señalo a mi atuendo.

—Eres una mami preciosa — dice con una sonrisa que yo también le devuelvo.

Bajamos las condenadas escaleras en las cual tengo que descansar dos veces, me enoja cansarme tanto, no es que tenga una excelente condición física ¡DIOS SANTO! ¡Solo son escaleras!
Es un alivio para mí cuando estoy sentada en la parte trasera de ...

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Bajamos las condenadas escaleras en las cual tengo que descansar dos veces, me enoja cansarme tanto, no es que tenga una excelente condición física ¡DIOS SANTO! ¡Solo son escaleras!

Es un alivio para mí cuando estoy sentada en la parte trasera de la camioneta negra, la misma en la que subí la primera vez que conocí oficialmente a Ingrid y no en los mejores momentos.

—Desde hace días te veo de mejor ánimo, ya vuelvo a ver un brillo especial en tu mirada, eso me gusta, Aleyna, ya no le estas devolviendo las groserías al señor Evan.

—Mi mamá fue quien me hizo recapacitar y me siento bien de nuevo.

Desde ese día ya no tengo tantas ganas de querer golpear a ese señor o envenenarlo con alguno de mis pasteles, calor que si se entera que se lo mande y yo no lo comería de todas formas. Mis antiguos vecinos aún siguen encargándome los pasteles y una que otra pizza.

Al llegar al imponente lugar hay muchos reporteros esperando, tomando fotos, haciendo muchas preguntas. Con mucha dificultas subimos las escaleras pues ni yo puedo avanzar mucho sin cansarme ni los reporteros no lo ponen fácil, al llegar y caminar por varios pasillos no encontramos con el señor Evan y sus abogados.
El señor me mira con odio por algo que le ha dicho uno de sus abogados en el odio.
Un oficial nos hace pasar a la sala y nos pide que nos levantemos para recibir al juez.

—Después de revisar todo lo que las respectivas defensas han presentado se ha llegado a una conclusión. Cada vez me decepcionan más los de su clase — dice el juez mirando al señor Evan — deberá pagarle a la señora Aleyna Herrera diez millones de dólares por daños en un lapso de setenta y dos horas y deberá abandonar la empresa de su hijo. Señora Aleyna la felicito por su próximo alumbramiento.

Los murmullos de la sala no se hacen esperar se escucha como el juez golpea su pequeño martillo dando cerrada la sesión. Mi cuñada y mi mamá me abrazan.

—Ingrid quiero hablar con el juez ¿Puedes conseguirme unos cinco minutos? — ella me mira intrigada pero asiente con la cabeza para poder hablar con el juez antes de que se valla.

Veo como Íngrid habla con el juez y después con un movimiento de cabeza me indica que me acerque.

—Sé que es un hombre muy ocupado, así que seré directa, quiero que usted y su distinguida esposa asistan al baby shower y bautizo de mi hijo.

NO SUPE OLVIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora